Macron y la democracia liberal ganan un respiro
E.J. Dionne Jr. *
El presidente francés Emmanuel Macron, las fuerzas de la democracia liberal y la alianza contra Ucrania obtuvieron un respiro en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia realizada este domingo.
A pesar de las preocupaciones de los partidarios de Macron de que obtendría el primer lugar por muy poco margen, ganó con 27.4% de casi todos los votos escrutados, muy por delante de la candidata de extrema derecha Marine Le Pen, quien obtuvo 24% en su tercera contienda presidencial. La actuación relativamente sólida de Macron aumenta la probabilidad de que logre la victoria cuando los dos se enfrenten en la segunda vuelta, el 24 de abril.
En una señal del descontento que las políticas a favor de las empresas impuestas por Macron han desatado en sectores importantes del electorado francés, el candidato de extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, llegó cerca de Le Pen, con 21.6% de los votos.
La fuerza de Mélenchon pone a Macron en la posición de tener que implorarle a los votantes de izquierda, a los que no les agrada mucho el presidente, que lo apoyen en lugar de abstenerse en la segunda vuelta o de que voten por Le Pen a modo de protesta. Mélenchon ayudó a Macron en su discurso de concesión, al afirmar: “No deben votar por Madame Le Pen”.
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El resultado del domingo fue un alivio para Macron, un elocuente defensor de los valores democráticos liberales. Crítico del nacionalismo estrecho y autoritario, Macron viró hacia la derecha en materia de inmigración frente al desafío planteado por los conservadores.
La mayoría de los líderes de Occidente -tanto de centroizquierda como de centroderecha- apoyarán con firmeza a Macron por temor a que Le Pen, cuyo partido recibió financiamiento de bancos rusos, termine siendo una amenaza para la Unión Europea y para el apoyo unificado de Occidente a Ucrania. Seguramente Macron utilizará los vínculos de Le Pen con el líder ruso Vladimir Putin en su contra. Luego de que Rusia invadiera a Ucrania, la campaña de Le Pen tuvo que desechar más de un millón de volantes que mostraban una foto de la candidata sonriendo junto a Putin.
Macron ha combinado recortes fiscales y políticas favorables para las empresas con notables nuevos programas educativos, que incluyen la educación preescolar universal a partir de los tres años y enérgicas iniciativas de capacitación laboral. Macron no fue tacaño con el presupuesto. Durante la pandemia, gastó generosamente y tuvo una actitud “cueste lo que cueste” hacia la protección de empleos.
Pero por mucho que Macron haya hablado del imperativo de recuperar las regiones económicamente marginadas de Francia, nunca logró sacudirse la imagen que creó desde el principio de ser el “presidente de los ricos”, y no logró comprender al país fuera de París. Su actitud distante y su formación como banquero de inversión no ayudaron. Es por eso que Le Pen se robó la retórica de la izquierda y se presentó como la candidata de los económicamente inestables.
La paradoja del proyecto de Macron de impulsar una política “más allá de la izquierda y la derecha” es que, desde el punto de vista institucional, ha ayudado a debilitar la postura del centro.
La durabilidad de Le Pen es testimonio de su capacidad para reconstruir su imagen sin modificar su subyacente agenda de derecha. En lo que podría ser una advertencia para los demócratas en Estados Unidos, Le Pen minimizó sus temas característicos de la inmigración y el miedo a los musulmanes y se enfocó en el costo de la vida. Macron reconoció el poder del tópico en su discurso de victoria, cuando aseguró que solo su estrategia haría bajar los precios.
El conflicto en Ucrania fue inicialmente una bendición para el presidente, pues permitió que Macron se presentara a sí mismo como un estadista de talla mundial. Sin embargo, también lo utilizó como excusa para mantenerse lejos de la campaña electoral, lo que ofendió a muchos votantes y alimentó su imagen prepotente, y sus números en las encuestas cayeron.
* Columnista en The Washington Post.
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