Las reglas que van a la polarización
Lo nuevo hecho por los mismos protagonistas merece ser observado con detenimiento para plantear si se requieren nuevas reglas electorales respetadas.
Hace seis años cuando se intentó hacer cirugía mayor en el sistema electoral provincial hubo disputas dentro del MPN con quienes pugnaban con tener cierto margen cuando se debe retener el poder en las urnas. Lo que se conoce como triquiñuelas, astucia y habilidad para “ganar aunque sea por un voto” sin sortear la frontera de la legalidad.
La historia de las votaciones en Neuquén es rica en episodios en los que se impugnan los resultados porque se había dejado una pequeña luz que se usaba en caso de emergencia. En algunas ocasiones hay suspicacias y en otras, directamente, decisión del más fuerte que no se discute.
En las elecciones de octubre de 1983 hubo un acuerdo entre el MPN y el PJ para impugnar mesas en una escuela de Neuquén donde se definió, en una elección posterior, dejar afuera a la UCR del reparto de poder mezquino que había entonces de 15 diputados para el partido que más votos sacaba y 10 para el segundo. El tercero no se quedaba con nada. En mayo de 2015 en Plaza Huincul un candidato opositor al MPN se acostó después de que fuera elegido intendente y se despertó con la noticia que había que votar de nuevo. Obvio, ganó el MPN.
En la discusión que se dio en 2016 se pretendía dejar reglas para que no haya colectoras, si se debía hacer internas abiertas obligatorias, fijar fecha para elecciones y hasta limitar los tiempos para hacer campaña.
Hubo cambios, hay que reconocerlo, pero fueron cosméticos porque o no se respetan o no fueron tan a fondo con lo que regía con cierto anacronismo. Al final parece que lo único que se respeta es que la elección sea con boleta única electrónica que, este 16 de diciembre, será la forma universal de elegir gobernador y representantes comunales.
Todo indica que la vanguardia y la fuerza que tienen los cambios de generación y de concepción política son más fuertes que la habilidad por hacer zancadillas legales.
El MPN siempre dejó un espacio donde poder ejercer cierto mecanismo de manipulación sin cruzar la frontera de la ilegalidad en elecciones
Entonces, los mismos protagonistas políticos que pudieron ser víctimas de esas trampas o especulaciones, ahora, se avienen como si se salieran de la regla hacia una avenida que puede llegar a otro lugar.
Con o sin razón, lo que no pudo darse dentro del MPN rompió todas reglas al presentarse como candidato, sin medirse en internas, el diputado nacional Rolando Figueroa contra el retador que más cotiza contra el candidato del sector oficialista del MPN, Marcos Koopmann. Entonces, ya no importó las clásicas y cansadoras estrategias de dividir a la oposición que, en la formalidad, siempre sonó con construir una alternativa para ganarle el poder al MPN. La emergente política en Neuquén planteó desafíos.
El resultado: se hirió de muerte al Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Hay dirigentes que se despertaron del sueño y con la claridad del día se dieron cuenta que no se podía con las herramientas que le fueron dadas. Otros se frotaron las manos y dijeron, es nuestro momento para que el emprendimiento político siga teniendo oxígeno. Los terceros fueron los que plantearon, si yo no puedo, no puede nadie aunque sea de mi propio espacio político.
El margen lógico de especulación que todo político con cierta astucia debe tener quedó al descubierto y en tela de juicio.
Hay que ver ahora si las decisiones que tomó la clase política tradicional en Neuquén que planteó el escenario donde la polarización puede determinar por A o por B resulta beneficiosa para el devenir social y económico de la provincia. De las propuestas políticas sobresalen dos, del Frente y la Participación y de la Unión Cívica Radical, que plantean un quiebre en la tradicional puja de quién se queda con más porción de la torta estatal. La liminar de la lista Azul es conseguir más fondos sin poner en riesgo la paz social, los otros plantean, uno morder más recursos de la renta petrolera y el tercero, el más ortodoxo, es redistribuir. Hay que ver si lo nuevo hecho por los mismos puede ser un cambio en serio.
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