Las puertas que se abren y se cierran

La elección del PRO fija un divorcio y abre el proceso 2025. Las reuniones de Carreras y Villaverde, con enojos y planes conjuntos.

Parece un absurdo, pero ya hoy se abrirá el próximo proceso electoral. El PRO votará su presidente entre Juan Martín y Patricia Mc Kidd, con origen en la rivalidad del presidente del bloque y el diputado Aníbal Tortoriello, que conduce esa fuerza en Río Negro.

Cualquier final formalizará ese divorcio partidario. Desde hace tiempo, el cipoleño reniega del PRO y confía en disponer de otra “herramienta” para su candidatura al Senado en el 2025, como etapa intermedia para insistir por la gobernación en el 2027.

En cambio, en la elección de hoy, Martín juega más que su proyecto al Congreso. Requiere de ese poder para revalidar lazos nacionales y, desde ahí, esperar en que decanta de la armonía entre Macri y el presidente Milei.

En Río Negro, el legado libertario no está en debate y pertenece a la diputada Lorena Villaverde, quien se deshizo rápidamente de sus designados en el PAMI cuando los conflictos en la obra social, protesta de ATE mediante, fueron títulos nacionales. Nada debe empañar su dominio cuando ultima el trámite del reconocimiento de LLA y prepara el arribo a Viedma de la superpoderosa Karina Milei. Crece en ella, mientras tanto, su aversión hacía Weretilneck. Ambos se ignoraron al coincidir en la recepción en Bariloche del titular de Turismo, Daniel Scioli. Nunca hubo onda entre ellos. Además, posiblemente, el gobernador conozca de sus contactos con Arabela Carreras. La libertaria la visitó en abril en su domicilio del barrio San Ignacio del Cerro. Hablaron de caminos conjuntos pero, en especial, realimentaron sus enojos con el jefe provincial. Un punto también en el que confluye Tortoriello. ¿Será verídico que él también tuvo charlas con Carreras? Eso no está confirmado.


La elección del PRO fija un divorcio y abre el proceso 2025. Las reuniones de Carreras y Villaverde, con enojos y planes conjuntos. Las mayores apariciones de Pesatti.


Weretilneck, poco a poco, muestra más a Pedro Pesatti y lo proyecta para el 2025, Pero, la gestión no otorga tregua.

La pensada reforma no toma cuerpo. El régimen de desvinculación no parece atractivo si, por lo menos, el objetivo es la baja de agentes que gozan aún de las ventajas del viejo Estado. La Función Pública acelera sumarios, con suspensiones y cesantías, pero es poco para lo que falta corregir.

El peaje fue otra abrupta innovación, cuya mala presentación lo hizo más discutido. Siempre estuvo la identificación de las rutas donde se cobraría, pero inexplicablemente se presentó un proyecto de alcance total que, frente a las censuras, se modificó a las pocas horas con las limitaciones definidas. Error no forzado.

Falta aguardar que será de sus concreciones. O precisar si se trata de un muestrario de acciones en favor de la época mileista. El enlace de Weretilneck con Nación pende del ministro Guillermo Francos, a quien trasladó dispares pedidos, desde destrabar avales financieros hasta acompañar inversiones planeadas, pasando por el trabado préstamo del BID para obras en las rutas 6 y 8. Francos habla del voto de Mónica Silva en el Senado para la ley Bases, y el rionegrino le garantiza apoyo, con rechazos particulares, entre ellos, la oposición al pago de Ganancias para la cuarta categoría pero ya se negocia restituir el piso diferencial para la Patagonia.

A cinco meses, la administración provincial expone extravíos y asoma el desgaste interno. Así, el segundo de Gobierno, Agustín Ríos dejaría esa cartera, pues no confraternizó con el ministro Federico Lutz. El secretario iría a otro puesto provincial.

El Estado diferente no se manifiesta. Ese cambio que aún se ignora entre funcionarios. La reciente reunión del gobernador con ellos es bien ilustrativa. En realidad, el núcleo del pensamiento de Weretilneck quedó expuesto por Mario Riorda en la clausura. Camuflada en su evaluación comunicacional, el consultor habló de tiempos de conflictos y de “protesta perpetúa” entonces los conminó a que “se activen”, “a defender el proceso”, a “explicar por qué si y por qué no”, a “no tener miedo”, o les “queda grande el cargo”. Cerró con un mandato desafiante: pensar en la “transformación” en vez de planear en “cómo subsistir” o o en “seguir gestionando con inercia”. Es la mirada de un propio.


La reforma estatal que no toma cuerpo. Así, un mandato interno a los funcionarios: pensar en la “transformación” en vez de “cómo subsistir” o “seguir gestionando con inercia”.



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