Las máximas de San Martín para su hija Mercedes

Armando Mario Márquez

* Integrante de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén. Presidente del Centro de Estudios Constitucionales del Comahue

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No son otra cosa que las reglas de conducta que se impuso don José de San Martín a lo largo de toda su vida, pública y privada.


Otro mes de agosto nos trae el recuerdo de don José Francisco de San Martín, uno de nuestros mejores hombres, al rememorarse hoy 17 un nuevo aniversario de su paso a la eternidad, ocurrido en suelo francés en el curso de 1850.

Seguramente aulas, páginas y estrados lo recordarán en su magnitud pública, como hombre de armas y como hombre de la alta política, aspectos ambos en los que descollara; sin embargo he querido, en estos renglones, hacer memoria de su vida privada trayendo al lector lo adelantado en el titulado, escritas para la niña poco después del arribo de ambos a Francia, cuando la misma contaba con ocho años de edad y pocos años antes había sufrido la pérdida de su madre, Remedios de Escalada de San Martín.

Sería una torpeza de mi parte considerar que tales premisas de orden moral y ético, deben quedar circunscriptas al vínculo del Libertador y su unigénita, como el mero consejo de un padre a su hija, en la inteligencia que por su calidad y profundidad superan holgadamente ese vínculo y lo trascienden, por eso las pongo, textualmente, a consideración del lector, invitando a su reflexiva lectura:

1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos».

2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.

3. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.

4. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.

5. Respeto sobre la propiedad ajena.

6. Acostumbrarla a guardar un secreto.

7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.

8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.

9. Que hable poco y lo preciso.

10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11. Amor al aseo y desprecio al lujo.

12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.

Cabe alguna duda en que más allá de ser atinados consejos, no solo para Merceditas sino también para quién las lee, estas máximas no son otra cosa que las reglas de conducta que se impuso don José de San Martín a lo largo de toda su vida, pública y privada, la que se torna como un fiel modelo de los preceptos que aconsejara.

¡Ojalá nuestros jóvenes sean permeables a esas lecciones de quién las hizo carne a lo largo de su ejemplar existencia!

Que ello acompañe nuestra memoria y nuestro respetuoso recuerdo.

* Presidente de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén. Presidente del Centro de Estudios Constitucionales del Comahue.


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