Las elecciones más locas del mundo
Gracias a las PASO, la Primera Vuelta legal, el 22 de octubre, encontrará a Milei encumbrado. Todo tendría que irle muy mal al candidato libertario para que, al menos, no entre al balotaje y compita en la Segunda Vuelta, la definitiva.
Faltan aun varias semanas para que comience el período legal de la campaña electoral nacional para presidente, pero ya hace mucho que los partidos políticos están en campaña. Debido al ritmo electoral instituido en la Constitución de 1994 (una elección presidencial, a gobernador y a intendente cada 4 años y una elección a diputados, senadores y concejales cada dos años) los partidos políticos viven en campaña permanente. Los especialistas están alertando que este ritmo de campaña constante frena toda posibilidad de que los partidos puedan acordar políticas públicas que beneficiarían a la ciudadanía y, además, terminan paralizando el funcionamiento de las instituciones. En los últimos dos años el Congreso de la Nación casi no sancionó (ni siquiera discutió) nuevas leyes. Es el nivel más bajo de producción legislativa desde el regreso de la Democracia en diciembre de 1983.
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Todo sucede como si lo único que importara (y en la práctica a los partidos políticos es lo único que les importa) fueran las elecciones y obtener los votos suficientes para acceder a los cargos. Luego, tanto el Congreso como el Poder Ejecutivo se paralizan y ponen toda su energía en la próxima campaña (campaña que comienza la noche misma en la que se dan a conocer los resultados de la elección). Se ha perdido completamente de vista para qué sirve las elecciones: elegir autoridades y representantes que trabajen en pos del bien común.
Dicho así parece un chiste. ¿Alguien ve a los diputados y funcionarios públicos trabajar en pos del bien común? Lo único que vemos es una campaña electoral perpetua. Incluso fuera de los tiempos legales para realizarla. El Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que hace mucho tiempo ha manifestado su vocación de competir para ser el representante de Juntos por el Cambio a la Presidencia en las elecciones de octubre, casi no ha realizado ninguna manifestación pública en el último año que no sea propia de un candidato presidencial en campaña. En la práctica ha dejado de ser el Jefe de Gobierno porteño hace más de un año. Lo mismo sucede con los gobernadores, senadores, diputados, intendentes y concejales que están disputando puestos a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Otro punto: las PASO nunca funcionaron como las internas abiertas y simultáneas de todos los partidos a la vez, tal como indica la ley que las creó y manifiesta su nombre: Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Las PASO realmente funcionan como una primera vuelta anterior a la Primera Vuelta. Y por ese mismo motivo tergiversan la idea de hacer una interna dentro de cada partido para que se elija su candidato a Presidente.
El Frente de Todos y Juntos por el Cambio presentarán, según declaran hoy, varios candidatos que competirán entre ellos. Pero el partido creado por Javier Milei no acepta ninguna lista opositora: es esta una excelente jugada propagandística y puede ser la llave maestra que le dé el triunfo electoral definitivo al libertario ya que la noche del 13 de agosto (que funciona como la primera vuelta electoral) todos los medios dirán lo que hoy casi todos presuponemos: que Javier Milei fue, lejos, el candidato más votado entre todos.
No importa que el Frente de Todos o Juntos por el Cambio sumen entre todos los candidatos más votos que el partido de Milei. Eso pesará mucho ante el electorado indeciso, que es un porcentaje muy importante en esta elección.
La única forma de que Milei no gane aun más votos en la Primera Vuelta será que tanto los peronistas como los macristas saquen muchos más votos que La Libertad Avanza y releguen a Milei a un muy lejano tercer puesto.
Esto lo saben tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos, pero los dos conglomerados tradicionales están tan divididos (incluso con enfrentamientos personales irreconciliables) que no pueden acordar candidatos únicos en cada una de esas fuerzas; candidatos que tengan la posibilidad de quitarle a Milei ese primer puesto propagandístico y psicológico que obtendrá el 13 de agosto.
La Primera Vuelta legal, la que se disputará el 22 de octubre, encontrará a Milei en un lugar encumbrado. Todo tendría que irle muy mal al candidato libertario para que, al menos, no entre al balotaje y compita en la Segunda Vuelta, la definitiva.
En la Argentina el largo plazo son las próximas 48 horas. Predecir qué sucederá de acá a noviembre es apostar a equivocarse. Pero el mecanismo electoral de las PASO es tan perverso que permite especular con bastante posibilidad de acierto, que Milei entrará al balotaje.
¿Cuál será la otra fuerza que le competirá? Eso lo sabremos en la noche del 13 de agosto.
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