La vuelta propuesta por Weretilneck
“Si vuelvo, no será para hacer lo mismo”, decía el nuevo gobernador cuando aún dudaba de su retorno. Un desafío supremo, con reformas estatales todavía sin trazados firmes. Resta saber que trama propondrá Javier Milei en el arranque de su presidencia y su efecto en la Provincia, con sus problemas nativos. El último forcejeo con Carreras.
Weretilneck inicia hoy su tercer gobierno. Parte de un complicado y vago contexto general, que amputa expectativas y somete a la sociedad de un ajetreo infernal.
Resta saber que trama propondrá Javier Milei en el arranque de su presidencia y su consecuencia en la Provincia, con sus problemas nativos.
Construyó su retorno con la idea de un cambio general, desde lo individual hasta lo institucional- político. Por ahora, regresa el Weretilneck que se fue. Ya se mostró con su tradicional trajín territorial. Obligado, tal vez, por la reparación de su espacio.
“Si vuelvo, no será para hacer lo mismo”, decía cuando aún analizaba su vuelta. Cree en otras prioridades del Estado y planea un equipo reducido y distinto de funcionarios. Surgen contrariedades en esta pretensión y, por eso, se tomará su tiempo. Integró su primer anillo de colaboradores con viejos o nuevos devotos. El Gran Acuerdo se desvanece antes de tiempo, producto de las divergencias con Martín Doñate y que el radicalismo opta por su fusión al oficialismo.
Permanece su impulso por las reformas estatales aunque falten aún los trazados, posiblemente por el arribo tardío de sus arquitectos, a pesar de los nueve meses de transición. Apartada de toda valoración preliminar, Seguridad saca ventaja de lo que se quiere hacer por la elección anticipada de su conducción y la simbiosis del nuevo gobernador y el ministro designado Daniel Jara.
Es cierto que hay tareas pendientes que esperan de decisiones. Por ejemplo, en el Ipross, Marcela Avila primerió y Weretilneck habilitó la ley de blanqueo de aportes por las sumas no remunerativas de los sueldos estatales. La desfinanciada obra social tendrá, cuando se cumpla, un 30% de ingresos más.
Ese proyecto originó el último forcejeo entre el gobierno que se va y el que asume, a partir de que la gobernadora Carreras subordinó la rubrica de esa iniciativa a la liberación jurídica de ATN para municipios. El expediente concluyó en ley mientras que las transferencias quedaron para esta semana y llegarán a las flamantes gestiones. La mandataria tenía compromisos con los intendentes que finalizan.
Weretilneck arranca con facultades especiales por la renovada declaración de Emergencia. Esta norma permite “suspender, prorrogar o negociar” cualquier contrato de servicios, obra, suministros y concesiones. Habilita una multiplicidad de acciones, desde las anunciadas renegociaciones petroleras hasta entendimientos de explotaciones mineras. Si recurre a ese aval general, el cipoleño requerirá de pocas leyes. Los municipios pueden adherir a esos poderes.
Otra herramienta ya legislada es la autorización del pago con títulos a los proveedores. Resta precisar su deuda. Carreras la estimó en 8.000 millones “exigibles” aunque Facundo López, en la sesión, sumó “otros 25.000 millones” en trámite mientras adelantó que el próximo gobernador informará de la situación económica-financiera en “los próximos 10 días”.
Primera misión para el nuevo Tesorero General, que será Federico Ozcos y así el ministro Gabriel Sánchez sigue armando Hacienda, que se articulará en una secretaria, a cargo de Natalia Crociatti, quien vuelve a la cartera. Allí la primacía será la regularización de pasivos para normalizar servicios y garantizar aguinaldos. Nación remitió casi 5.000 millones –que fue la anunciada compensación a las provincias- y el ministro Massa prometió otros 3.000 millones a Río Negro. Su envío no llegó, salvo que aparezca mañana esa grata transferencia. Existió una falla y una demora, que reeditó cruce de culpas entre los oficialismos rionegrinos.
Weretilneck inicia otra administración en Río Negro y se propone “no hacer lo mismo”. Es un desafío supremo. Su mensaje no ahondará en medidas. Eso quedará mayormente para el primer bimestre. Todo siempre subordinado a la vorágine de la crisis nacional, que consume planes y dirigentes.
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