La salud, en el fondo de la agenda social
La fragmentación actual del sistema no solo no resuelve las necesidades de la gente sino que profundiza la inequidad.
Es lamentable que salud no haya sido elegida como tema en ninguno de los 2 debates presidenciales. Resulta increíble luego de una pandemia con sus secuelas y la crisis que padecen la salud pública, las Obras Sociales (OOSS) y la medicina privada. Nuestro sector fue condenado al fondo de la agenda social. Los integrantes del sistema de salud estamos sorprendidos que la salud no sea una prioridad porque esto no se compadece con las demandas crecientes de más y mejores servicios. Es increíble que la política no vea la importancia que tiene la salud, especialmente para los más vulnerables, y que el marketing y los sondeos de opinión sean más relevantes que la realidad.
En los últimos 10 años la población de Neuquén aumentó más del 30% y la pobreza e indigencia se duplicaron con su correspondiente impacto sobre la salud y las demandas de atención. El Sistema de Salud cruje por todos lados. De esto es de lo que hay que hablar, aunque la política no lo tenga en agenda. La historia suele ser más impiadosa con los que muestran la realidad y “destapan la olla”, que con quienes la llenaron de problemas sin resolver.
Lecciones del covid
La Dra. Luciana Ortiz Luna denunció la mortalidad de pacientes ante el mal manejo del covid-19 y la respuesta de las autoridades, fue un sumarísimo con el fin de exonerarla. La semana pasada fue sobreseída (caso cerrado).
“Ojalá hayan aprendido la lección” porque Neuquén, una provincia con altos ingresos y población joven, tuvo más muertes por covid que la media nacional y todavía nadie se hizo responsable que a inicios de 2020 solo había 10 puestos de terapia intensiva en el sector público de salud. La política miraba para otro lado, como en el debate presidencial.
Que esto no aparezca más en los medios quizá sea la “virtud” de una forma de hacer política que concibe al Estado como una agencia de colocaciones, y principal fuente de empleo, que paga sueldos bajos a docentes, policías, médicos y enfermeras, y asegura a sus multiplicados funcionarios ingresos y privilegios que difícilmente podrían obtener en el sector privado donde el mundo es más riesgoso y exigente.
Tampoco se puede ignorar a algunos actores del sector que a pesar de la crisis y de manera oportunista, tratan de mantener el statu quo, su zona de confort. Cierta dirigencia que critica a la medicina privada sin mencionar que su crecimiento es fruto del abandono de la gente por el sector público o el silencio sobre algunas decisiones que hicieron ricos a los sindicatos por el “derecho de uso” de un contrato de trabajo; no se mencionan cifras de ausentismo, de producción, ni incumplimiento del sector al que dicen defender; se oculta o evita información sobre desnutrición y mortalidad infantil (y como los números de hoy van en ascenso se ocultan los datos); no se discuten mejoras y el análisis crítico de la realidad se reemplaza por pensamiento dogmático, basado en eufemismos y lugares comunes. No es el Estado ausente sino ineficiente y fracasado para diseñar una oferta servicios de salud con equidad. Fracaso de una dirigencia que no se hace cargo de lo que le corresponde por esta decepción.
Desde hace tiempo hay problemas para financiar el SS, pero cuando vemos la inversión nos encontramos que Argentina es el tercer país en América después de EE.UU. y Canadá, en gasto en salud. Neuquén tiene uno de los gastos en salud (publico + privado) más altos del país con resultados que no se corresponden con esa inversión.
Problema de diseño y gestión
Esto no tiene entonces que ver con la calidad del recurso humano ni con la falta de presupuesto, sino con el diseño y la gestión del sistema. En el centro del SS deben estar las personas con sus necesidades. Así como está organizado el centro son los prestadores (públicos y privados) que ante la falta de una política de Estado, lo gestionan a medida de sus necesidades y/o posibilidades.
La oferta de servicios para la gente se amplía cuando se organizan redes integradas de atención como recomienda OPS-OMS. Redes que combinan inteligentemente toda la oferta disponible (pública, privada y de la seguridad social).
La fragmentación actual no solo no resuelve las necesidades de la gente sino profundiza la inequidad, donde el acceso a los servicios es muy diferente en tiempos, en calidad y en resultados, de acuerdo a si se accede a través del sector público, de las obras sociales, o del sector privado. Y los resultados son muy diferentes en cada uno de ellos a pesar de que muchos de los profesionales (especialmente en Neuquén capital) son los mismos o trabajaron en ambos sistemas porque el problema es de diseño y de gestión.
Cuando la salud no está entre las prioridades de un grupo de encuestados es porque los entrevistados no son los correctos.
Pero cuando la salud no está en las prioridades de la política significa que tenemos una dirigencia desconectada de la realidad incapaz de proveer las soluciones que las personas necesitan.
* Médico. Miembro del Consejo Directivo Pro Neuquén.
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