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La relación de cultura y turismo

Redacción

Por Redacción

El turismo es riqueza para las personas, la familia, para la comunidad y el mundo entero.

Con esos conceptos, hace años la Organización Mundial del Turismo hizo una campaña de sensibilización para crear conciencia de los beneficios que el turismo genera para la vida, la cultura y la economía: es decir para la sociedad en general.

Se deben considerar los valores compartidos y los estrechos lazos que unen al turismo y la cultura, ya que ambos sectores pueden trabajar juntos para garantizar un acceso inclusivo al patrimonio, en un momento en que los países de todo el mundo se recuperan de la pandemia.

En ese sentido, la Organización Mundial del Turismo y la Unesco se han unido para preparar un nuevo conjunto de directrices centradas en la reactivación responsable del turismo cultural.

Es interesante que esos dos organismos pertenecientes a las Naciones Unidas han coincidido en llevar acciones coordinadas, señalando que las directrices sobre turismo cultural subrayan la necesidad del apoyo de los responsables públicos, para que la cultura tenga una presencia relevante en los planes de emergencia y contingencia de los destinos turísticos.

Y en ese sentido las directrices fijadas son interesantes porque pueden aplicarse en cualquier lugar.

Determina que haya una conexión entre los sectores del turismo y la cultura, con la actividad privada y las comunidades locales, manteniendo un dialogo abierto e intercambio de datos y soluciones.

Cabe señalar que esa conectividad debe contener a los sectores urbanos como rurales, para garantizar que los beneficios que aportan la cultura y el turismo puedan disfrutarse lo más extensamente posible.

Debemos considerar el creciente interés de los visitantes por experiencias culturales genuinas, lo que trae consigo oportunidades considerables.

Las actividades realizadas en el campo de la cultura y el turismo se derivan de la propia definición del turismo cultural : un tipo de actividad turística en la que la motivación esencial del visitante es aprender, descubrir, experimentar, tanto atracciones como productos que se relacionan con un conjunto de características, como las artes y la arquitectura, el patrimonio histórico y cultural, el patrimonio culinario, la literatura, la música.

Se tienen en cuenta determinadas áreas del patrimonio cultural inmaterial: artesanías y artes visuales; gastronomía; prácticas sociales, rituales y eventos festivos; la música y las artes escénicas; tradiciones y expresiones orales; conocimientos y prácticas sobre la naturaleza, salvaguardando los bienes culturales inmateriales.

Hay otro aspecto a tener en cuenta en los sitios en los que se procura aprovechar la presencia de visitantes. Es el de la cultura con la gastronomía, que se constituye en un atractivo para el viajero, pues alimenta su intelecto, cuerpo y espíritu.

La experiencia turística es una propuesta que, utilizando los recursos y servicios disponibles, pretende generar emociones mediante la interacción emocional de los clientes.

El patrimonio cultural gastronómico ha cobrado gran relevancia ya que busca experimentar la cultura del destino a través de su gastronomía.

El desarrollo de rutas culturales gastronómicas y turísticas con base en un itinerario cultural del viaje, merece un trabajo profundo transversal e intersectorial por la gran aportación que pueden traer al desarrollo local sostenible de una región.

El objetivo principal de las rutas y de cualquier producto gastronómico y turístico es lograr que el cliente local, los excursionistas o turistas vivan una experiencia gastronómica inspiradora e integral.

En la Patagonia, vemos que el objetivo de fortalecer la identidad cultural con impronta federal y patagónica, la integración regional y el derecho a la cultura se vienen trabajando comprometidamente.

En ese sentido se ha enfocado en la jerarquización de todos los actores del campo laboral cultural y a las instituciones intermedias donde ellos se desempeñen.

Así se busca federalizar los programas de fomento entre las diferentes manifestaciones culturales, para permitir el usufructo y disfrute de los mismos, garantizando el acceso a la cultura y la libre expresión, visualizándola como un derecho que genera mejoras sustanciales en la calidad de vida de la ciudadanía local.

Andrea Isabel Marín/Julio Isidro Pérez

Licenciada y experto en Turismo


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