La guerra del nuevo mundo
Ucrania y su población es arrasada para un objetivo primario: desgastar a Rusia y el proyecto de unificación euroasiática.
Tony Blair, ex primer ministro inglés condenado en Malasia junto a George Bush por crímenes de lesa humanidad en Irak, dijo hace pocos días: “Estamos llegando al final del dominio político y económico de Occidente”. Dólar, armas y extorsión son los únicos instrumentos disponibles que el imperio angloestadounidense dispone para imponer un modelo decadente de financiarización, donde la vida misma se comercia. No hay comunidad, no hay destino, solo la austeridad -falta de energía, inflación, desempleo, concentración enloquecida de la renta- es lo que propone actualmente Occidente, otrora prometedor de democracia, palabra que hoy no representa más que una quimera corporativa esencialmente formal.
La guerra de Rusia y Ucrania -hoy reducida de los grandes medios de comunicación- en realidad es una guerra global donde Rusia y China -aliados estratégicos del nuevo mundo- intentan detener la avanzada del imperio anglosajón por sobre la unificación de Eurasia. Esa unificación representa rutas, ferrocarriles, puertos y obras de infraestructura financiadas por China y las instituciones multilaterales creadas para la unificación de mercados de decenas de países para el desarrollo del comercio, sin guerras ni cambios de regímenes, “ sin embajadas “ desestabilizando gobiernos. A propósito, preguntamos: ¿recuerdan cuando China planeaba implantar miles de hectáreas de soja en Río Negro en 2011 apoyada con obras de infraestructura? Hubo gran resistencia de diversas organizaciones sociales, y operaciones de grandes medios de comunicación; el proyecto fracaso, pero ¿la embajada China en Bs. As. desestabilizó al Gobierno Nacional?
La guerra en Ucrania donde Occidente apoya a un gobierno que vende en el mercado negro una parte de las armas que recibe en forma incesante (otra porción se comercializa en Kosovo y Rumania para diversos conflictos regionales), bombardea a su población ruso parlante y se sostiene solo con asesores occidentales, mercenarios de muchos países, que han desarrollado armas bacteriológicas (información pública disponible en la OMS y el Consejo de Seguridad de la ONU); es una guerra delegada. Ucrania y su población es arrasada para un objetivo primario: desgastar a Rusia y el proyecto de unificación euroasiática, que avanza excluyendo al dólar en el comercio entre los países que lo integran. Como si esto fuera poco, ahora también -mucho antes de lo esperado- se provoca a China desestabilizando la situación de Taiwán, una provincia no reconocida con status independiente. Lo mismo ocurre en Kosovo (Europa) enclave quitado a serbia luego de la desintegración de Yugoeslavia por la OTAN, hoy transformada en un centro de procesamiento y distribución de drogas, trata de personas y órganos (ver sucesivos informe del Consejo de Europa) .
Frente al mundo distócico -tecno feudal diríamos- separados unos de otros, con comunidades divididas, pobres, marginados y clases medias alejadas cada vez más del “ primer mundo”, una parte sustancial del planeta se ha mantenido alejada de las sanciones a Rusia ( digamos el 80% de la población incluida la India ) dado que integran ese proceso de cambio. Desde hace años venimos insistiendo en que hay un nuevo mundo en marcha; Eurasia unificada con África y el intento de América Latina de ser independiente conforman un conjunto que pretende desarrollarse, comerciar en igualdad de condiciones. Lo que estamos viendo es que paso a paso se instala un nuevo sistema monetario (hoy más de 30 países comercian en sus propias monedas fuera del dólar y el euro) donde una canasta de monedas (Brics, Unión Euroasiática, Organización de cooperación de Shanghái) va a crear una moneda común en no muy largo plazo.
La guerra de Ucrania es una apuesta al sur global, mostrando que ese sur puede unirse y aguantar las sanciones y extorsiones y mostrar que el sistema de poder angloestadounidense se debilita hacia la multipolaridad. La India, China e Irán están cerrando negocios energéticos monumentales con Rusia para la explotación y comercialización conjunta de gas y petróleo, lo cual reconfigura mundialmente el negocio de la energía. No más globalización, pero sí la regionalización y los nuevos bloques. A pesar de ello nos esperan tiempos difíciles, aun donde el caos y el saqueo continuará un tiempo intentando ser supervisado por un enorme poder financiero y económico que desestabiliza y arrasa con países y culturas (Libia, Irak, Afganistán, Siria, Yemen, Ucrania) .
La Argentina está siendo promovida para integrar los BRICS , deambulando de un lado a otro con su enorme carga de riqueza natural sin industrializar, bajo el yugo aun de no ser soberanos; parafraseando al personaje principal de la serie Breaking Bad -de Walter White/Heisenberg-: “Estoy en el negocio del imperio”.
* Abogado. Docente de la Facultad de Economía UNco
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