La democracia no es inconstitucional
La eyección del ministro Guzmán obedeció a enrevesados, mezquinos e irresponsables actos y gestos públicos u oxímoron del lado B del oficialismo.
Son horas angustiosas y expectantes para las instituciones, el trabajo, la heladera y la paz social de los argentinos.
Para el jurista español valenciano, Antonio Colomer Viadel, «Constitucionalismo y democracia son inseparables, a partir de la construcción del concepto de soberanía popular, según el cual el pueblo es el soberano y de él emanan los poderes del Estado, y, en especial, ese poder constituyente como poder extraordinario para constituirse del modo que mejor le convenga. De esta idea surge también el principio de solidaridad originaria por el que un fin primario es mantener la cohesión social y la integridad de la nación”
Este 13 de abril, el último informe del Banco Mundial subrayó:
I) Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con un Producto Interno Bruto (PIB) de aproximadamente US$ 490 mil millones.
II) Con abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, el país tiene tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, cuenta con importantes reservas de gas y litio, y tiene un enorme potencial en energías renovables. Argentina es un país líder en producción de alimentos, con industrias de gran escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna. Asimismo, tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en el sector de servicios innovadores de alta tecnología.
Ante semejante contradicción entre la abundancia de recursos disponibles, las crónicas necesidades insatisfechas y esta emergencia republicana; tan inédita crisis argentina nada tiene que ver con una cabal “Democracia constitucional”
Enoja y conmueve entonces la zozobra de la Patria con un pueblo en vilo cuando contando con todas las condiciones humanas, naturales y materiales, no pegamos una yendo de mal en peor.
La imprudente, carísima e innecesaria renuncia del ministro de economía Martín Guzmán, no tuvo que ver con ningún fatal determinismo histórico. La eyección del ministro Guzmán obedeció a enrevesados, mezquinos e irresponsables actos y gestos públicos u oxímoron del lado B del oficialismo, contra el corazón y el alma del orden institucional, social, económico y democrático.
Obviamente quién oficialmente los hubiera cometido, se representó la posibilidad grave y concreta de que podía disparar dicha renuncia -agravada por las circunstancias propias del contexto político, económico nacional e internacional en las que tuvo lugar-; representación que incluía este resultado y sus inconmensurables consecuencias negativas en términos de expectativas, tipo de cambio, confianza, inflación, poder adquisitivo, hambre, pobreza, indigencia, miseria y envilecimiento humano.
Urge que Dios, la Patria, los Santos Evangelios y el Pueblo, demanden la ejecución de eventuales responsabilidades del señor presidente Alberto Fernández y de la señora vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, tanto institucionales como patrimoniales; conforme solemne juramento público -prestado por los mismos al asumir las más altas magistraturas de la Nación-, de desempeñar sus cargos con lealtad y patriotismo, observando y haciendo observar fielmente las disposiciones de la Constitución Argentina.
Finalmente, “Regenerar la política, ciudadanos, ¡sed protagonistas!”, es una sabia, anticipada e ilustre recomendación del gran maestro Colomer Viadel, (Ugarit, Valencia, 2008, págs. 17-28)
* Docente e investigador Universidad Nacional de Córdoba
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