La contestación a la Iglesia, un RIGI sin minería y el nuevo partido del gobernador

Torres quiere fortalecer el PRO pero desde su propia fuerza distrital. Impulsa un RIGI provincial, pero que no beneficie a la megaminería.

Mientras transita por una amplia vereda que lo lleve a la creación de un partido provincial propio, el gobernador Ignacio “Nacho” Torres realizó el jueves por la tarde una visita más que protocolar, obligatoria. Solo y con un escrito de apenas dos carillas transitó las tres cuadras que separan la residencia del gobernador en Rawson con la sede del obispado, para entregarle al Roberto Álvarez la respuesta a la nota que envió a todos los poderes del Estado sobre posibles consecuencias ambientales y peligros para la fauna que representa el mega emprendimiento de GNL en Río Negro.

Torres tomó menos de una hora. En realidad, los allegados al gobernador comentaron que la nota del obispo de Rawson no le cayó del todo bien al mandatario que, sin embargo, se sintió obligado a dar una respuesta por dos motivos: la sensibilidad que en la población de Chubut provoca todo tema ambiental y porque además, el diputado nacional Miguel Pichetto le había ganado la cuerda con duras críticas al pronunciamiento de Suárez. Primero fue mediante un tuit y después a través de un diálogo con RIO NEGRO: “Este discurso representa los intereses del pobrismo y falso ambientalismo”, dijo el exintendente de Sierra Grande.

La respuesta de Torres estuvo más marcada por cuestiones formales que por alguna crítica a la Iglesia por esa posición. “No es legítimo imponer una visión por fuera de la institucionalidad y de las normas que organizan el poder del Estado”, dice la nota. Y agrega: “Podrá estudiarse la posibilidad de la celebración de un convenio interprovincial con la provincia de Río Negro para el desarrollo de un plan de manejo ambiental conjunto de los ecosistemas conformados por el Golfo San Matías y el Golfo San José, ello a los fines de monitorear el funcionamiento de las actividades productivas que se aprueben y desarrollen en dicho ámbito territorial”.

Torres tiene una buena relación con el obispo de la capital de Chubut que además es muy popular. Le dicen “Chobi”, es el “Obispo de la alegría” y además cuenta buenos chistes y tiene una gran comunicación con los jóvenes.

Más allá de esta situación, el gobernador tuvo una semana en la que fue afianzando su idea de sumarle valor agregado a su agrupación Despierta Chubut y convertirla en un partido provincial, sin sacar los pies del resquebrajado PRO. Lo quiere “amplio y transversal”. “Nacho” siempre tiene tiempo para hablar con todos y en algunos casos, pasa con la ambulancia recogiendo dirigentes e intendentes cuyas heridas con el PJ, el kirchnerismo y el radicalismo difícilmente puedan cerrarse. Ya cuenta con varios jefes de intendencias del interior chubutense que hicieron público su paso al “nachismo” y otros que, sin decirlo pero ocultándolo poco, comienzan a ver en el gobernador un saco donde poder colgarse y asegurar su continuidad en las próximos elecciones. Aunque resulta prematuro, todo en política circula con rapidez y los tiempos parecen acortarse.

Estas aceitadas relaciones harán, entre otras cosas, que esta semana que se inicia el gobierno tenga una esperada respuesta positiva a su posición respecto al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones, ya popularmente conocido por RIGI. El Poder Ejecutivo envió el proyecto a la Legislatura que entre martes y jueves (días de sesiones) lo aprobará con pocas manos que no se levantarán, casi todas pertenecientes al PJ.

El proyecto expresa que las inversiones serán, sobre todo en turismo y la industria naval. Y es claro en su artículo segundo: “Excluir de la adhesión dispuesta en el artículo 1° las actividades mineras prohibidas por la Ley XVII N° 68 (ex ley 5001)”.

Nadie (y, claro, ni Torres) quiere pagar el costo político que ya hizo detonar a dos gobiernos. El primero, cuando en 2003 un plebiscito en Esquel fue demoledor en cuanto al “no a la mina”: ganó con el 96% de los votos. Y no hace mucho, en diciembre del 2021, cuando la aprobación de una ley a favor de la megaminería provocó un estallido que terminó con la casa de gobierno incendiada y al menos 30 heridos. La ley fue derogada pero la histórica construcción sigue destruida y es muy difícil que pueda recuperar su arquitectura original, sus muebles antiguos reducidos a cenizas y todos los secretos que su larga historia guardaba.


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