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La batalla cultural por los cielos

Están interrumpidas las conversaciones para privatizar Aerolíneas. Opositores dialoguistas creen que el oficialismo prefiere su liquidación y que el mercado regule las rutas aéreas. Los partidarios de la privatización parcial temen que capitales como Viedma queden aisladas.

En el Congreso de la Nación están convencidos de que el Gobierno quiere liquidar Aerolíneas Argentinas, no privatizarla. La misma certeza aplica a la empresa que brinda servicio de rampa a compañías aéreas extranjeras. “Se termina Intercargo” lanzó el presidente Javier Milei el jueves al ingresar a la Casa Rosada.

Desde la sanción de la Ley Bases pasaron 122 días, un tercio del año. A cambio de votos La Libertad Avanza retiró del proyecto 50 empresas a privatizar aunque logró aval para ocho, entre ellas Intercargo, protagonista de la semana por un muy mediático conflicto en Aeroparque y el posterior castigo estatal con 15 despidos ahora judicializados.

El dato llamativo es que el oficialismo no conformó aún la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones. De la misma manera están interrumpidas las conversaciones para privatizar Aerolíneas Argentinas después de tres dictámenes: el del oficialismo para vender el 100% de la compañía, el de Encuentro Federal y aliados para transformarla en una empresa mixta como YPF y el del peronismo y la izquierda por el rechazo. Apenas hubo algún cruce informal, admitían opositores dispuestos al diálogo.

En este caso el trámite parlamentario sí está en marcha y el Gobierno podría convocar a una sesión para las próximas semanas. La derrota para LLA, hasta ahora, está asegurada.

En ese contexto diputados como Miguel Pichetto o Nicolás Massot, que lideran la posición intermedia, preguntaban por qué el oficialismo no acepta vender al menos el 49% de las acciones y en cambio se entrega al rechazo. En la última charla entre el Gobierno y dialoguistas, se dividieron las aguas. Ante el vicejefe de gabinete José Rolandi y el secretario de Transporte Franco Mogetta, Massot volvió a hacer preguntas incómodas. “Para mandar a la quiebra no necesitan al Congreso”, reprochó. Del otro lado admitieron que nadie se atrevía a firmar el cierre de la empresa . Al menos hasta entonces.

Sin aval político parlamentario la Rosada avanza en la búsqueda de respaldo social y profundiza su batalla cultural por las rutas del cielo. Esta semana circuló en el Ejecutivo una encuesta de DC Consultores según la cual Aerolíneas Argentinas está al tope de los gastos “innecesarios” que debería “eliminar” el presidente. Por debajo se mencionan l gastos reservados, las cajas chicas y las dietas de los legisladores.

“No voy a defender a La Cámpora” se atajó un protagonista de la puja parlamentaria en referencia a la última administración aunque señaló que de los US$ 2.400 millones que gasta la compañía el Estado sólo pone US$ 50 millones. La cifra podría bajar si se optimizan gastos, agregó, o licuarse con el aporte de gobiernos provinciales o de empresas interesadas en mantener la conexión aérea como un clúster de mineras o las hidrocarburíferas.

La Libertad Avanza resiste tal opción y prefiere que los cielos los regule el mercado. “No van a venir grandes empresas” insisten quienes empujan la privatización parcial y temen que muchas capitales “menos rentables” queden desconectadas como Viedma, Formosa o La Rioja.

También con números en la mano defendieron a Intercargo desde el sindicato APA, que nuclea a trabajadores que se ocupan del equipaje, los micros que trasladan pasajeros y las escalerillas para ascenso y descenso de las naves. Julio Vega, su secretario general, subrayó a Rio Negro que la empresa tiene superávit. Repitió que la Policía Aeroportuaria no los protegió para realizar los traslados, argumento que el Gobierno invalidó con imágenes de valijas apiladas y personas descompuestas.

El viernes cedieron y pactaron una tregua en negociaciones salariales y laborales en las que el Estado no pone el foco. “Nuestra prioridad es iniciar un procedimiento de crisis, vender o cerrar”, repiten quienes reciben y aplican instrucciones de Milei.


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