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Julián, el socio ideal para el golpe perfecto

En todos los equipos en los que jugó ha demostrado un enorme criterio tanto para asociarse al juego en equipo como para definir jugadas.


(AP Photo/Manu Fernandez)

Julián Álvarez, con tan solo 23 años de edad, ya ha alcanzado catorce títulos, entre ellos la Copa Libertadores, la Copa América, la Copa del Mundo, la UEFA Champions League y el Mundial de Clubes.

De esta manera junto con Dida y Cafu, son las únicas tres personas en la historia del fútbol que lograron estos títulos. También es el primer argentino en marcar dos goles en una final del Mundial de Clubes.

De dicho modo el Manchester City de Guardiola conquistó el último cetro que le faltaba al aplastar por 4-0 a Fluminense en el cierre del torneo disputado en el Estadio King Abdullah Sports City de Jeddah, Arabia Saudita.

Bastaron solo 40 segundos para que la araña contrajera su pecho y marcara el primer gol, para más tarde hacer un pase gol a Phil Foden y sobre el final del partido que lo tuvo como figura, repetir con una definición de notable factura. Argumentos todos que han llevado a que el City lo reconozca, autorizando el único parche de campeón del mundo del plantel, en su casaca.

¿Como es posible que un joven, prototipo del yerno que cualquier suegra querría, pueda ganar todo, en tan poco tiempo? ¿Cuál es el techo de Julián Álvarez, con tantos años de fútbol por delante? son las preguntas que todos se formulan, mientras el centrodelantero saca lustre a sus vitrinas.

Un botín que Julián ha ganado con un modus operandi, propio de un joven respetuoso y sencillo. Un actor bien peinado y de camisa corta a cuadros, que comienza con un bolo de relleno y que, con amables modos, espera su momento para hacer un papel secundario, luego una participación especial y concluir en un protagónico.

Así lo hizo en River, en la selección y finalmente en el City. En el Millonario con tan solo 18 años de edad, reemplazó en un partido amistoso a Mora, marcando y da ahí no paró. En la selección es recordado su ingreso frente a México en el Mundial de Qatar y de ahí no paró. En el City, tras una paciente espera, la lesión de Kevin De Bruyne le abrió el camino de la titularidad y de ahí no paró.

En todos los equipos en los que jugó ha demostrado un enorme criterio tanto para asociarse al juego en equipo en espacios reducidos, como sangre fría para definir jugadas.

Puede ser cómplice necesario en un golpe de guantes blancos como sucedió en la definición de la Champions frente al Real Madrid, o en el segundo gol frente a Polonia en el Mundial, pero también pude ponerse el overol, como en su irrefrenable corrida a la red de más de media cancha, en el inolvidable gol frente a Croacia.

Es capaz de hacer un pase milimétrico a Alexis Mc Allister en el contraataque más perfecto que la final de un Mundial recuerde y ser el primer defensor de su equipo – usando sus brazos al límite- en la salida del equipo rival, como en la insoportable presión al arquero junto a De Paul, en el segundo tanto frente a Australia

Es quizás en dicha versatilidad donde más se destaque el calchinense, un joven que, además, por su educación y humildad, es bien aceptado por sus compañeros y técnicos.

Julián utiliza la astucia traída del potrero para burlar las defensas contrarias, superar obstáculos y alcanzar los objetivos de su equipo. En cada movimiento, hay un eco de esa habilidad que caracteriza a los maestros del engaño.

Son como equilibristas, mezclando la picardía con la genialidad. Un socio ideal, para dar el golpe perfecto.

*Abogado. Profesor Nacional de Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


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