Jugar nos hace mejores
Gabriel Kunst*
El juego es una actividad fundamental para el desarrollo y aprendizaje de los niños, ya que les permite potenciar su imaginación, explorar el entorno y expresar su creatividad.
Salud al juego, hoy en su día. Y felicitaciones a aquellos que logran dedicarle tiempo a esta actividad tan noble. El juego es salud. Un niño que juega es un niño saludable en cambio lo contrario debe hacernos pensar en problemas. “Lleva la pelota Messi “ dice un niño hablando de si mismo mientras juega con sus amigos. “Hoy voy a enseñarles a escribir” , dice una niña mientras trata de parecerse a su maestra del colegio. Saben que de verdad no son ni Messi ni la maestra pero pueden imaginar estar siéndolo y disfrutar enormemente el momento. El juego es virtualidad, es descanso, es relax, es encuentro con amigos y también es simbolización. El juego simbólico es la más elaborada versión del juego.
Juguete no es lo mismo que juego. Se puede tener juguetes y no saber o no poder jugar y viceversa. Es el uso de los materiales lo que le da el carácter al juego.
Por poco o por mucho, como tantas otras cosas, el jugar (o no jugar) puede traer problemas. Por el lado del exceso están los que no pueden cesar de jugar, los adultos ludópatas o los adictos a los videojuegos, sean niños, adolescentes o adultos. Por el lado del poco están los que se sobreadaptan.
Estos últimos, en su versión adultos, pueden ser trabajólicos y, a cualquier edad, pueden ser aquellos que sufren con gran intensidad estados de ansiedad-angustia. Para éstos últimos jugar no es una tarea sencilla.
El juego es una actividad fundamental para el desarrollo y aprendizaje de los niños, ya que les permite potenciar su imaginación, explorar el entorno y expresar su creatividad. También nos permite a los psicoanalistas de niños evaluarlos ya sea desde su perspectiva psicométrica y mas aún, desde la función proyectiva.
Los niños juegan a sus conflictos a sus desafíos a sus preocupaciones y es desde allí desde donde podemos entenderlos y ayudarlos. Pero también es terapéutico ya que jugar permite la elaboración de los conflictos. Se juega en los clubes, en los parques, en los patios, en las escuelas pero también en los consultorios donde se desarrollan las psicoterapias. A veces los padres le dicen a sus hijos que hablen y relaten y que no estén jugando todo el tiempo ya que su analista tiene que “saber”, pero en realidad los niños expresan de una manera muy clara con sus juegos.
El niño habla a través del juego. Fue Winnicott (psicoanalista y pediatra inglés) quien propuso la idea acerca de que los terapeutas orienten su tarea hacia llevar al paciente desde un estado en el que no puede jugar a otro en el que es posible hacerlo.
Cuando un niño no juega se detiene su desarrollo como persona. Eso es lo que hace al juego de los niños una actividad tan importante de la que no se les debería privar.
Ademas de una oportunidad para divertirse, el juego enriquece el cerebro, el cuerpo y la vida del niño de una manera muy importante. Jugar nos mejora. Se aprende jugando o mejor dicho la mejor manera de aprender es jugando y se cura jugando. El juego es una de las cosas mas serias que existen.
* Psiquiatra y psicoanalista. Director del Departamento de Investigación, Instituto Universitario de Salud Mental de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires.
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