Invierno europeo y demoras locales

Federico Aringoli

Editor responsable. Nació en 1982 en General Roca, Río Negro. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Realizó tareas de investigación académica entre 2005 y 2007 como becario de la UNCo. Luego se formó en periodismo digital. En RÍO NEGRO fue editor de la sección Energía (2017-2018), jefe de la agencia Neuquén (2018-2022) y Prosecretario de Redacción (2020-2022). Reside actualmente en Neuquén capital. En Diario RÍO NEGRO desde 2005.

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Darío Martínez y el presidente de YPF, Pablo González, que amplió su poder en la petrolera, mantienen un estrecho vínculo político.


Por fuera de la agenda política que dicta el MPN en la provincia, y que se encamina a no tener elecciones partidarias por la falta de competidores al oficialismo, hubo dos hechos que tienen o tendrán impacto en Neuquén. Los coletazos finales de la renuncia de Martín Guzmán reflejados en YPF con la salida de su CEO, Sergio Affronti, y la implementación, a regañadientes, de la segmentación de las tarifas de luz y gas que, como nota al pie, podría no implementarse nunca.

Ambos hechos traccionan como contratiempos para una industria que lo que menos necesita son demoras. Este miércoles la Unión Europea presentará el plan de contingencia para evitar un colapso por la crisis energética que le causó Rusia con los recortes de gas, en respuesta a las sanciones por la invasión. El plan que va desde recomendaciones domésticas hasta compras agresivas en el mercado energético tampoco les asegura superar el invierno con éxito.

Vaca Muerta, que desde hace cinco años no tiene discusiones en el mundo sobre la calidad de su recurso y la productividad, verá pasar otra oportunidad.

Pese a a la reciente licitación del gasoducto Néstor Kirchner, la obra llega tarde y si bien la responsabilidad prioritaria la carga el actual gobierno, también tiene su cuota el anterior que jugó a la ruleta rusa con Vaca Muerta desinflando YPF y castigando al sector, aliados y enemigos, al terminar el mandato. Pero fundamentalmente desnuda la crisis crónica que el país no logra desanudar.

El desarrollo de Vaca Muerta nació condicionado, primero, por la discusión de la renta que ancló en el pago chico el MPN y, principalmente, por las condiciones para hacer negocios y la posibilidad de repatriar los dólares invertidos. De ahí en más toda demora ayuda a conspirar contra el éxito.

Affronti tuvo que dejar la compañía por las diferencias irreconciliables con el presidente y principal brazo político del kirchernismo en YPF, el santacruceño Pablo González. Y todo cambio, por más maquillaje que se agregue, genera pausas, como mínimo. Antes, González denunció actos de contra inteligencia en su oficina, pero se aseguró que esta situación no influyó en los cambios. Sí tuvo que ver la crisis del gasoil con un gerente general que no quería importar a pérdida y que terminó generando un conflicto político con el campo. En su lugar asumirá el ingeniero que más conoce Vaca Muerta, el neuquino por adopción Pablo Iuliano, que tiene la operación milímetro a milímetro en su cabeza y fue el responsable de los dos yacimientos más grandes del no convencional: Loma Campana (YPF) y Fortín de Piedra (Tecpetrol).

Sin embargo, Iuliano nunca apareció vinculado a la política y seguramente necesitará del apoyo de las otras vicepresidencias para direccionar management de la compañía.


Para el kirchnerismo la segmentación es una medida decorativa y que además encierra una elevada chance de que, por un mínimo error, termine en un tarifazo.


Queda claro que YPF profundizó su perfil político fortaleciendo la figura de González. Estos acentos son los que no le gustan al mercado y cada vez que se repiten sobre vuela el fantasma de una estatización. Sin embargo, el modelo actual le sienta cómodo, pese a que se le cuestiona la discreta capacidad de traer socios al país.

Si bien Darío Martínez, y todo el equipo de Energía se mantuvo en sus puestos, la llegada de Silvina Batakis los obligó a avanzar en la segmentación de tarifas, algo que para el kirchnerismo es una medida decorativa y que además encierra la chance de que, por un mínimo error, termine en un tarifazo. Por eso habrá que esperar un tiempo para ver si definitivamente se termina de implementar.

El vicepresidente de Cammesa, Santiago Yanotti, fue bastante claro al decir que recién “en agosto van a estar listos los cuadros tarifarios, y su aplicación se evaluará junto con la evolución de la inscripción de los usuarios a través del formulario, del procesamiento de esa información y su calidad, de la firma de los convenios con las provincias, de la carga de las bases de datos de usuarios de todas las distribuidoras, y del cruce de las mismas con las bases del gobierno”. Puede aplicarse o no.

Todos esos asteriscos más el laberíntico sistema para acceder el formulario promete auto cumplir la profecía del fracaso. Algo que no dolería demasiado porque, según adelantó Martínez, el ahorro posible en 2023 sería de 80.000 millones de pesos, es decir, unos 270 millones de dólares máximo, cuando la cuenta de importación de energía de 2021 fue de 12.500 millones de dólares.


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