Hay una silla vacía en la política neuquina

Los partidos tradicionales quedaron en la entelequia de acuerdos explícitos con el creador de Comunidad y dejaron posiciones vacantes. Dos gremialistas cruzaron la valla y serán de la partida electoral. El docente sigue en su postura de resistencia pero sin ser opción electoral.

En la política neuquina, Rolando Figueroa lleva la delantera prácticamente sin oposición. Tras ganar la gobernación por el partido Comunidad y el frente Neuquinizate, donde confluyeron seis corrientes de distintos partidos, y tras imponerse al sector Azul del MPN, Figueroa manejó la escena política con una estrategia que reduce los espacios para la competencia real. ¿Quién se sienta ahora en la silla de la oposición en Neuquén?

El acuerdo que alcanzó con Mariano Gaido, el intendente de Neuquén, para avanzar sin zancadillas hacia las elecciones de 2025, donde se renovarán cargos de senador y diputado nacional, marcó un punto crucial en el panorama político local. Este pacto, lejos de mostrar una rivalidad, reflejó una coalición estratégica que fortaleció a ambos y redujo el margen de acción para cualquier oposición emergente. La figura del MPN con chances no ocupa esa silla.

En la Legislatura, la segunda minoría, el MPN, se debate entre rascarse el sarpullido que inevitablemente apareció después de una lista urdida por Jorge Sapag y Omar Gutiérrez o plantarse frente a la primera minoría, el bloque Comunidad, donde -para colmo- encuentra mejor eco que puertas adentro. Es decir, no se sienta en la silla opositora.

El Partido Justicialista contuvo la respiración debajo del agua lo más que pudo y logró salir a tomar aire. Aún no termina de sacudirse la migración que sufrió, como los cisnes dejan Laguna Blanca en abril. El debate aquí es entre la defensiva y la ofensiva, y ocupa la silla vacía, pero como un opositor golondrina.

En el bloque de intendentes, no existe margen de acción sin sufrir una reacción que perjudique la gestión. Los alineados con el MPN debieron firmar el pacto fetiche del gobierno de Figueroa, de Gobernanza, y pivotearon el operativo clamor para pedir el regreso. Hicieron el juego de la silla y, cuando se cortó la música, miraron para otro lado con la lógica pragmática de quien necesita la relación institucional y política para su comunidad, en minúscula.

Fernando Aiziczon, investigador del Conicet, señaló que la protesta social se convierte en la forma privilegiada de hacer política de vastos sectores que no participan de la competencia electoral. La definió como una cultura política de la protesta.

El gremio docente ATEN, conocido por su firmeza en la protesta social como herramienta política, se mantuvo como un actor relevante que, aunque no compitió electoralmente, se constituyó en un contrapeso en el ámbito social. Su capacidad de movilización y presión lo convirtió en una fuerza a considerar, especialmente en un contexto donde la protesta fue una forma privilegiada de hacer política. Es decir, toma la silla de la oposición, pero no partidaria. Para el gobierno fue el “enemigo” elegido.

Por otro lado, el panorama sindical también mostró signos de fragmentación. Figuras como Carlos Quintriqueo, líder de ATE, y Marcelo Rucci, de los petroleros, cruzaron la valla y anunciaron su participación en la contienda electoral. Esto sugirió que, aunque la oposición política formal pareciera débil, existieron focos de resistencia dispuestos a desafiar el poder de Figueroa desde el ámbito sindical, un terreno históricamente crucial en Neuquén. La pretensión de recuperar la estructura supragremial con el guiño del gobernador no cayó del todo bien en los sectores sindicales, y la fortaleza con la que comenzó el convite ya no es la misma.

Aunque la escena política tradicional no presentó un desafío claro a su liderazgo, el verdadero contrapeso pudo haber venido de actores no convencionales. Las luchas sociales, los gremios y los movimientos emergentes jugaron un rol crucial en la configuración de la oposición en aquellos años. La silla sigue vacía, como aquel debate presidencial manco que mostró en TV el mueble vacío. Quien no fue de la partida luego se erigió como presidente. En Neuquén aún hay resistencia de los sectores que se sintieron excluidos del pacto de poder que Figueroa construyó. La silla sigue vacía.


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