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GNL: decisiones públicas que transforman la vida cotidiana

Con los proyectos del oleoducto Vaca Muerta Sur y la planta de GNL en Punta Colorada en marcha, la demanda de mano de obra calificada será enorme. El impacto ya se siente en Sierra Grande.

María Martha Avilez (*)

Punta Colorada. Foto: Marcelo Ochoa

Hay una frase que siempre me ha resonado y que me parece clave para entender muchos de los desafíos que enfrentamos en la vida diaria: “Lo personal es político”. Esta afirmación, lanzada en 1969 por Carol Hanish durante las intensas discusiones del movimiento feminista en Nueva York, reflejaba cómo los problemas que las mujeres vivían dentro de sus hogares no eran meramente cuestiones privadas, sino el resultado de estructuras sociales profundamente arraigadas.

Hoy, con esa misma perspectiva pero desde el ámbito de la función pública, afirmo que todo hecho es político. Cada acción, cada decisión que tomamos desde la gestión, tiene la capacidad de trascender y, lo más importante, de mejorar la vida de las familias en nuestras localidades, nuestra provincia y nuestro país. Transformar lo cotidiano a través de políticas que marquen una diferencia real es nuestra responsabilidad y, a la vez, nuestra mayor oportunidad.

Un ejemplo claro de esta transformación, de lo micro a lo macro, ocurrió hace unas semanas en Sierra Grande, cuando conocí a Javier, un vecino que reparaba su moto para poder presentarse a un examen de certificación de habilidades que organizamos junto con la Municipalidad y la Fundación UOCRA.

Para Javier, obtener ese certificado no solo representaba un logro personal, sino también una oportunidad para acceder a nuevos horizontes laborales. Con los proyectos del oleoducto Vaca Muerta Sur y la planta de GNL en Punta Colorada en marcha, la demanda de mano de obra calificada será enorme.

La decisión política de nuestro gobernador, Alberto Weretilneck, de abrir la provincia a estas inversiones transformadoras tiene un impacto que va mucho más allá de los números: cambia vidas.

La construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur, liderada por YPF, es una de las inversiones más importantes en la infraestructura energética del país. Dividido en dos etapas clave, este proyecto no solo destaca por su magnitud económica, sino también por su impacto social.

La primera etapa, que abarca 130 kilómetros desde Añelo en Neuquén hasta Allen en Río Negro, implica una inversión cercana a los 190 millones de dólares y la creación de 500 empleos en su pico de actividad. La segunda etapa, que incluye la construcción de una terminal de exportación en Punta Colorada con dos monoboyas para buques de gran porte, requiere una inversión adicional de más de 2.000 millones de dólares.

Este compromiso estratégico refuerza el papel de Río Negro en el mapa global de los hidrocarburos y posiciona a la provincia como un socio fundamental para la exportación.

El impacto de estas decisiones ya se siente en la región. En los últimos 12 meses, Sierra Grande ha experimentado un crecimiento del 81% en el empleo registrado, especialmente en los últimos cuatro meses, según datos de la Delegación Zonal de la Secretaría de Trabajo.

Este repunte es un claro indicio de que estamos en un momento de cambio profundo.

Se espera que la obra esté finalizada para el segundo semestre de 2026, marcando un hito en la infraestructura petrolera de Argentina y consolidando a Vaca Muerta como un motor de crecimiento a nivel nacional e internacional.

Los proyectos del oleoducto Vaca Muerta Sur y la planta de GNL son un testimonio de cómo las decisiones políticas pueden transformar la realidad de comunidades enteras, desde lo individual hasta lo colectivo.

Lo que comenzó como una intención se ha convertido en una fuente concreta de oportunidades para los habitantes de Río Negro y más allá.

La historia de Javier, que pasó de reparar su moto a obtener una certificación que le permite participar en un proyecto de esta magnitud, es una pequeña pero poderosa muestra del impacto de estas políticas.

La conexión entre lo personal y lo político, aquella que Carol Hanish subrayó hace más de medio siglo, se materializa hoy en la posibilidad de un futuro más prometedor para miles de familias. Este es el tipo de progreso que trasciende lo económico y transforma vidas, proyectando a Río Negro y a la Argentina hacia un desarrollo sostenible y compartido.

(*) Secretaria de Trabajo de Río Negro.


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