Figueroa y Ruiz o la rebeldía de ser vice
¿Está Rolando Figueroa a las puertas del fenómeno Victoria Villarruel? Bueno, si en la política, como en la vida, todo vuelve, quizás le toque experimentar al gobernador lo que a Omar Gutiérrez cuando eran compañeros de fórmula.
Al gobierno de Rolando Figueroa lo volvieron a correr esta semana en la Legislatura con el diagnóstico de que su gestión “no arranca”. Es un latiguillo que usan los diputados kirchneristas para intentar tocar algún nervio del oficialismo que los suba al ring, pero nadie esperaba que esa palabra molesta saliera de boca de la propia Gloria Ruiz.
La vicegobernadora le dio el viernes una entrevista a Leonardo Boela, uno de sus periodistas de confianza, y se mostró “preocupada” por la “lentitud” del gobierno en iniciar obras de infraestructura, principalmente, en las escuelas. “Arranquemos”, sugirió Ruiz, porque dijo que “están los recursos, está la voluntad pero medio como que no avanzamos”.
Para peor, agregó que uno de los diputados con los que más comparte agenda es Gerardo Gutiérrez, el hermano del exgobernador.
¿Está Rolando Figueroa a las puertas del fenómeno Victoria Villarruel? Bueno, si en la política, como en la vida, todo vuelve, quizás le toque experimentar al gobernador lo que a Omar Gutiérrez cuando eran compañeros de fórmula.
Ruiz llegó a la candidatura justamente por haber levantado cabeza en Plottier enfrentándose a quien fue su mentor, Andrés Peressini. De esa rebeldía hizo su marca personal y todo indica que allí buscará seguir sembrando. En su entorno aseguran que la vice es la que habla y pone alguna palabra disonante en las reuniones de gabinete cuando los ministros se limitan al “sí, Rolo”.
Están convencidos de que tiene un “vuelo” y un “despliegue territorial” que los medios no reflejan. Quizás por eso inició una suerte de campaña personal en sus redes sociales, bajo el eslogan “ahí me gusta estar”, que la muestran participando de encuentros con mujeres, “con educación, con los chicos y el deporte, con todos”.
¿Si le gusta estar ahí es porque no le gustaría estar en Buenos Aires ocupando una silla del Congreso en 2025? Hay quienes aseguran que de ningún modo aceptaría una candidatura nacional, si es que fuera la estrategia de Figueroa para neutralizar la amenaza interna, pero no es menos cierto que molestó en su círculo la entrevista que este diario publicó el domingo pasado a la ministra Julieta Corroza donde dijo estar “preparada” si el gobernador le pide que ocupe un lugar en las listas.
Se interpretó esa expresión como una marcada de cancha, por lo que aún no está claro si Gloria quiere o no quiere ser. “Está expectante” fue la definición que dieron cerca de ella sobre el momento político: sigue sembrando y, cuando llegue el momento, sabe que Figueroa es quien va a decidir.
Ruiz y Corroza tienen una historia, además, que las remonta a Plottier 2023. El gobernador y líder del frente Neuquinizate tuvo que tomar una decisión a favor de su vicegobernadora que implicó bajar a su mejor cuadro de la intendencia. Es una herida que todavía no terminó de sanar en la actual ministra, pese a que la aceptó y hasta la compartió en la incondicionalidad que le profesa a Figueroa.
Falta para el 2025, mucho más para 2027, pero campañas o campañitas de posicionamiento no hay que limitarlas a los años electorales, dicen los manuales. Y toda acción sirve, por pequeña que sea.
En una de las sesiones de esta semana se recibió a un grupo de estudiantes de Añelo que estaba de visita en la Legislatura. “¿Trajeron vianda? ¿No? La vice los va a invitar a Betos Lomos”, decretó Ruiz bajo un entusiasta aplauso.
A su secretaria de Cámara, María Isabel Richini, tal acto de espontaneidad institucional no le agradó. “Claro, ahora lo tengo que pagar yo. La gracia que me causa”, se le escuchó murmurar con el micrófono abierto. Marche una partida por lomitos para el próximo presupuesto.
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