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En defensa de las verdaderas cooperativas

La cooperativas son organizaciones sociales, pero no como se las conoce públicamente en la actualidad, desvirtuadas y que dan lugar al desprestigio. Hay organismos de control, solo deben ponerse en funcionamiento.

Javier Nicolás Garbarini*


A raíz de numerosas y sucesivas notas de medios masivos sobre irregularidades en las cooperativas, creo oportuno verter opinión al respecto. Callarse es asentir y, hasta ser cómplice, de supuestas maniobras que involucran al cooperativismo. Y parece ser el camino que adoptó el movimiento cooperativo, pues no han trascendido comunicados o documentos de las entidades más representativas del sector.

Convendría aclarar que, desde el punto de vista conceptual, las cooperativas son organizaciones sociales, pero no como se las conoce públicamente en la actualidad, desvirtuadas y que dan lugar al desprestigio que parte de la sociedad compra.

Es necesario refutar algunos escritos que son puntos de vista parciales, no deberían tomarse como verdades concluyentes.

Lejos estoy de defender el accionar de estas cooperativas ligadas a ciertos movimientos sociales. Será tarea de la Justicia determinar las irregularidades y el grado de responsabilidades.

Se expresa que la ocurrencia de presuntas maniobras del régimen de cooperativas se debe a que éstas están más afuera del radar de los controles antilavado de activos en relación a otras instituciones del régimen financiero. Creemos que las exigencias están presentes. Con solo observar la normativa UIF 99/2023 nos daremos cuenta.

Tampoco podemos coincidir con lo manifestado por la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), quien expresa “las cooperativas son en muchos casos un vehículo para el desvío de fondos y operaciones de blanqueo, porque se dedican habitualmente a cuestiones financieras. Muchas no pagan ganancias y no son muy controladas por la AFIP. Además, dependen del INAES, donde no hay suficientes especialistas en detectar maniobras de lavado”. A nosotros nos parece al revés: UIF, INAES y AFIP ejercen un control sobre las cooperativas que no se ve reflejado en otras formas jurídicas, que a menudo observan prácticas desleales. Se defiende al genuino cooperativismo, no al inmoral. Por eso, vaya en estas líneas el reconocimiento a las cooperativas de servicios públicos que, sin ellas, numerosos habitantes de nuestro país tendrían necesidades básicas insatisfechas, llámese telefonía, energía eléctrica, agua potable, gas y una diversidad de servicios que mejoran la calidad de vida de los seres humanos, ya que las grandes compañías lucrativas no les resulta demasiado rentable y olvida sectores de la patria.

A las cooperativas de trabajo autogestionadas que ayudan a dar ocupación, colaboran en erradicar la desocupación o al menos como alternativa de mínima contribuyen a no expulsar a más trabajadores del mercado.

A las cooperativas de vivienda por la loable tarea de proporcionar a sus asociados la posibilidad de tener un techo digno en condiciones más accesibles.

A las cooperativas agrarias por contribuir al crecimiento del país, procurando que los productores se agrupen para obtener insumos de manera más económica y facilitándoles la colocación de sus productos al mercado nacional y mundial.

A las cooperativas escolares por mantener vigente los principios y valores cooperativos educando a nuevas generaciones de futuros cooperativistas.

Y ya que nos pusieron en el centro de la escena, aprovechemos a peticionar:

A nuestros gobernantes para que apoyen a este movimiento solidario, evitando obstaculizar el creciente accionar de las cooperativas, a través de la implementación o mantención de legislación inapropiada.

A nuestra sociedad para que se interiorice de las bondades del sistema cooperativo, que sepa del origen nacional y genuino de sus capitales y que los excedentes de una buena administración sepa que se vuelcan en más y mejores servicios a la comunidad.

A los propios cooperativistas para que aprovechen la oportunidad de ser protagonistas, que demuestren y difundan las obras que llevan a cabo por medio de redes, que trasciendan nuestras propias fronteras y sobre todo para que en nuestras empresas sociales los lazos cooperativos sean más fuertes que los lazos competitivos.

* Contador. Exdocente de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Director de Revista Lazos Cooperativos.


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