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Elecciones en Estados Unidos, en blanco y negro

Las elecciones muestran con claridad un juego de diablos y ángeles, cuyo objetivo es dividir a las comunidades y enfrentar a las personas.

Como habitualmente decimos en esta columna, la formación e información habitual que recibimos ha sido sobre la base de pensar en buenos y malos, Boca y River. Se trata de visiones confrontadas, cuyo resultado es dividir a las comunidades y enfrentar a las personas, con el odio como un soporte y la plena excitación por las emociones. Cotejar los comentarios de las noticias o los vínculos en redes sociales lo evidencian con claridad.

Las elecciones en los EE. UU. muestran con claridad el juego de diablos y ángeles, donde Trump es el misógino, derechista, contrario a los inmigrantes, violador de la ley (acumula mas de 100 denuncias penales). Los demócratas serian la izquierda, los políticamente liberales, los tolerantes de las minorías.
Primera lectura: esta opinión apoya a Trump y como consecuencia defiende sus valores y políticas. De esta forma nos enseñaron a sentir, porque de la otra podríamos observar conceptualmente sobre la base de nuestra razón.

Como lo sostuvimos en aquel comentario el 16/4/24 (“Guerra o Yalta II) la confrontación actual es entre modelos civilizatorios.

El mundo ya atraviesa una guerra mundial de baja intensidad. ¿Sabían que la OTAN ha ingresado con Ucrania, como Estado títere y cuasi desintegrado, al sur de Rusia y que ese conflicto arroja un promedio diario de aproximadamente 1.000 personas muertas y heridas?

Esta guerra que enfrenta al mundo anglosajón (Europa no existe como entidad soberana) con el nuevo mundo (Rusia confronta militarmente y el 70% de la población mundial de otros países se integra con ella, hace negocios y le financia esa guerra) ha llegado a un delicadísimo limite.

La guerra termonuclear está muy cerca. Ucrania bombardea la central nuclear de Zaporiyia con asiduidad, ingresa al sur de Rusia para intentar asaltar la central nuclear de Kursk en un último y enloquecido intento de la OTAN (organización militar del atlántico Norte comandada por EE.UU.) ya fracasado.

Han existido a la fecha falsas alarmas de lanzamiento nuclear abortadas que la población mundial desconoce por completo, dado que producirse podrían llevarnos a la pérdida de centenas de millones de vidas humanas.

Esto sucede frente a la caída del modelo de globalización neoliberal encabezado por una parte de las elites de los EE. UU. e Inglaterra que ha vaciado a Occidente y sus clases medias, empobrecidas y desesperadas en la búsqueda de salvadores mesiánicos para volver a ser lo que ya no serán.
EE. UU. está fragmentado, se ha destruido su matriz industrial, endeudando a su población bajo ese modelo globalizador (el 62 % de las familias no tiene ahorros por US$500, Bankinter.com) y también a buena parte del mundo.

Trump llega al poder el 2017 prometiendo la vuelta de los empleos perdidos, la inversión pública, la restricción de la inmigración y otra serie de medidas con un estilo primitivo y bastante elemental, pero propio de una parte sustancial de la sociedad que representa.

Es el emergente de ella -así como nuestro presidente- pero lo avala una intensión no belicista y advierte lo que significa la guerra termonuclear.

Habla de acuerdos con China y con Rusia y de parar las guerras que se diseminan por todo el planeta y esto ya representa un avance crucial para la humanidad. Dijimos en el año 2020 desde aquí (“Banana Republic “14/11/2020) que las elecciones que perdió fueron irregulares y hoy decenas de funcionarios de varios estados afrontan causas penales por haber denunciado ello (ver tinapeters.us, blog de una funcionaria llevada a juicio por denunciar la manipulación de las máquinas de votación). En aquella columna del 2020 advertimos además aun antes de asumir el cargo que el presidente Biden padecía senilidad acelerada y hoy lo vemos saludar a personas inexistentes o caminar a la deriva sin saber dónde dirigirse. No importa, dado que nunca gobernó su país; no hace falta.

Trump ha formado una alianza con el ex demócrata Robert Kennedy Jr., sobrino del presiente asesinado, al igual que su padre, procurador general meses después. Ambos asesinados convenientemente por una persona solitaria, al igual que la milagrosa salvada de Trump, apuntado por un chico de 20 años con fondos encriptados transferidos a través de bancos de los EE. UU. a Nueva Zelanda y Alemania…pensemos.

Hace pocos días Trump dio un discurso de campaña con Kennedy en Arizona, anunciando este último su respaldo electoral. El discurso ha sido absolutamente ocultado por los medios globales.

Los discursos han sido de alto impacto: medio ambiente, alimentos contaminados por las grandes corporaciones, farmacéuticas que envenenan a las personas, fin de las guerras y desarchivo de los asesinatos a figuras públicas en los EE.UU.

Esto es lo que está juego en el mundo, la vida o la muerte de millones de personas.

(*) Abogado. Docente de la facultad de Economía de la Unco.


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