El santo rionegrino no es mapuche

Martín Belvis

Prosecretario de Redacción. Nació en 1967 en Buenos Aires y comenzó en el periodismo a los 21 años. Durante 10 años cubrió noticias políticas de la provincia de Neuquén y más tarde fue el primer editor del suplemento de Energía del diario Río Negro, de cuya agencia Cipolletti fue jefe entre 2009 y 2013. Vivió una década en Bariloche, donde se desempeñó como jefe de su agencia. En Diario RÍO NEGRO desde 1991.

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Carreras se fue a Roma a la ceremonia de canonización de Artémides Zatti, pero la noche anterior al desalojo en Mascardi estaba en su casa de Bariloche.


No es ficción, sino un diálogo real en las calles de Bariloche:

-¿Sabés cuándo va a terminar esto? Cuando haya un muerto.

-Pero ya hay un muerto.

-¿Quién?

-Rafael Nahuel.

-No. Uno de los nuestros, digo.

Los pueblos originarios, que estaban en Bariloche antes de que llegaran los curas de Mascardi, los comerciantes de Carlos Wiederhold, las tropas de Roca y los dineros públicos de Exequiel Bustillo, han sido históricamente ignorados y segregados no sólo en la cordillera sino en casi toda la provincia.

La reducción de la discusión a los términos de la propiedad privada es intelectualmente deshonesto y no explica la globalidad del conflicto.

La descripción de lo que pasa en Villa Mascardi desde hace 5 años como un jalón en la lucha por las reivindicaciones mapuches es hija de la misma pereza intelectual, de la simple ignorancia o de una manera maniquea de entender la política.

La decisión de un grupo de personas de recuperar sus tradiciones mapuches en un lote del parque nacional Nahuel Huapi en Villa Mascardi fue el disparador de este largo y complicado episodio. No tienen allí sus raíces e incluso ya hay una comunidad establecida con una tradición tan antigua que sus ancestros se diluyen en el pasado.

Es contrafáctico pero aparece como un buen ejercicio de reflexión pensar qué habría ocurrido si en octubre de 2017 Parques Nacional hubiera abierto un diálogo con estos jóvenes hoy radicalizados en vez de pedir el desalojo violento del predio. Rafael Nahuel no estaría muerto y hasta es posible que todas las propiedades ubicadas hacia el sur de la toma original no hubieran sido destrozadas, reducidas a escombros, alambradas y cercadas.

Pero la verdad no es triste, lo que no tiene es remedio. Y pasaron cinco años.

La exministra de Seguridad de la Nación Sabina Frederic salió esta semana a criticar a su sucesor, Aníbal Fernández, por el operativo, la detención de siete mujeres y la situación de los menores que estaba con ellas. Y se animó a decir que en su gestión hubo diálogo con este grupo radicalizado y que no se registraron hechos de violencia.


El allanamiento abrió una grieta que va más allá de peronistas y antiperonistas, pero es igual en la falta de matices para analizar un conflicto más antiguo que esta toma.


Habría que mostrarle el video de la golpiza que recibió Diego Frutos, cara visible de los dueños de tierras vandalizadas en el lugar, y recordarle que fue el 25 de noviembre de 2020 y ella recién renunció al año siguiente.

Es entendible que Frutos no sea el mejor portavoz de los propietarios. Habla para convencidos, activa con Patricia Bullrich y mezcla la lucha mapuche con los Montoneros en una parrafada digna del senador McCarthy. Pero lo cierto es que su casa fue atacada y él, golpeado, mientras Frederic era ministra.

En noviembre de 2017 las tropas federales entraron al primer lote ocupado por la recientemente creada comunidad mapuche, mataron a Nahuel y se fueron tan rápido como pudieron (hasta Eugenio Burzaco, hoy contribuyente de Bariloche y entonces segundo de Patricia Bullrich en Seguridad, admite que fue un error esa retirada). El martes no hubo heridos, los efectivos federales entraron a la ampliada ocupación sin armas letales y se quedarán allí “el tiempo que sea necesario, sin plazos”, avisan desde el Juzgado Federal de Bariloche.

La gobernadora Arabela Carreras se fue a Roma. Río Negro tendrá hoy santo propio: Artémides Zatti, un enfermero que había nacido en el norte de Italia y murió en Viedma.

Carreras estaba en su casa de Bariloche la noche anterior al procedimiento en Mascardi y por la mañana se fue a celebrar el aniversario de Valchetta.

“¿Dónde está el gobierno de Río Negro?”, se preguntaban el martes en el ministerio de Seguridad de la Nación.

Betiana Minor, la ministra de Seguridad de la provincia, tardó más de 24 horas en salir a hablar y cuando lo hizo fue para contar: “nosotros contribuimos con tareas de tránsito sobre la ruta 40”.


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