El invierno también llegó a las paritarias de Río Negro

No pierde vigencia la máxima del mundo sindical que fija una condición indispensable para doblar una apuesta: “Antes de entrar a un conflicto, hay que saber cómo salir”.

En Río Negro algunas conductas cambiaron y tal vez por eso el camino hacia un acuerdo se complicó para la Unter.

El gobernador no se quedó en el ladrido. El Ministerio de Educación emitió una resolución formal esta semana y los paros del 14 y del 19 no se pagarán en las liquidaciones que comenzarán esta próxima semana.

Tampoco se aplicará para los docentes la primera oferta de aumento, más allá del rechazo sindical. Otra modificación sobre lo visto en los últimos años.

A mitad del río, mañana empezarán las asambleas de las seccionales para el Congreso gremial del martes en Regina, que llega con altas chances de ratificar el plan de lucha.

Salvo que también empiece a recorrer un sendero diferente, no hay registros recientes en la Unter sobre un grito fuerte de protesta acallado en menos de diez días por la reacción de un gobernador.

Se abre entonces también un nuevo escenario para el resto de los estatales que dependen del Poder Ejecutivo.

La sensación de acuerdo cercano que transmitió aquella foto de la reunión entre Alberto Weretilneck y Rodolfo Aguiar se alteró con la rigidez de la Unter. Ese día de principios de junio anunciaron la fecha de reactivación de las paritarias, con un margen suficiente de tiempo para llegar a fin de mes con el horizonte mediato en claro.

Nada de eso ocurrió y no fue porque el gobernador simuló una postura ante el titular nacional de ATE.

La conducción de ese gremio cree que en esta coyuntura del país hay que priorizar cantidad sobre calidad en los sueldos y también hace una lectura diferente a la de Unter sobre el contexto en el que están peleando salarios, advirtiendo que las concesiones que hizo Weretilneck y JSRN durante los últimos tiempos son una rara avis dentro de un concierto de los gobiernos provinciales.

Pero en esa organización también saben que un apretón de manos rápido con el mandatario por los sueldos de junio y julio los hubiese expuesto demasiado en el plano interno, donde Unter, ATE y Sitrajur conforman el Frente Sindical Estatal.

De manera que las tibias o malas ofertas que hizo el Ejecutivo durante las reuniones formales del 10, del 12 y de esta semana hay que entenderlas como una especie de “win-win”, donde unos se liberan de la presión de tener que conseguir más fondos para pagar aumentos y otros se resguardan, en un delicado equilibrio entre las expectativas de sus afiliados y la sana convivencia intergremial.

Otro es el camino explorado por UPCN, que alejado de las preferencias gubernamentales para las conversaciones previas a las negociaciones formales, plantea rediscutir la organización de todo el Estado, dejando en la Justicia la decisión de resolver sobre los incumplimientos a la hora de incorporar sumas al básico.

Algo de esa revisión integral aparece en el proyecto del PRO para declarar a la educación como servicio estratégico esencial y establecer un sistema de guardias mínimas ante cada paro docente, para que las escuelas no interrumpan sus actividades.

Sería otra señal disruptiva sobre su pasado reciente si el oficialismo provincial cobija esa iniciativa, para sumar a la mera sanción del descuento –por más que corresponda- una política de impacto real positivo sobre los alumnos, que en definitiva son los reales perjudicados cada vez que los educadores no concurren a las aulas.

Por lo pronto, el legislador Juan Martin generó presión también al peronismo en busca de adhesiones, marcando la falta de coherencia que significaría reclamar en el Congreso de la Nación por fondos y garantías para el sistema educativo, sin seguir esa línea en la Legislatura provincial.