El discurso de asunción de María Emilia Soria en Roca: un modo “zen” que refleja el desconcierto
Soria ayer: "Propongo tomar la iniciativa para un diálogo productivo, no sólo con el gobernador electo sino también con el presidente electo". (Foto: Juan Thomes)
La asunción de ayer fue la menos efusiva de la historia para las seis juras que contabiliza la familia Soria, con tres de sus miembros como intendentes de Roca en los últimos 20 años.
La vehemencia, la crítica destemplada y el “coraje” que tantas veces aparecieron como atributos en el universo del oficialismo roquense, contrastaron con un discurso corto y tranquilo de María Emilia Soria.
Es cierto que la menor de los cuatro hijos del exgobernador tiene un estilo bien diferente al de su hermano Martín, que aplicó siempre la lógica binaria “amigo-enemigo” para clasificar sus vínculos políticos.
Pero el modo “zen” de la jefa comunal expresa algo más que sus mejores modales.
Esas palabras medidas, esa insistencia en repetir “diálogo”, “prudencia” y “respeto” explican que el desconcierto reina dentro del ecosistema político tradicional, donde todavía se digiere el resultado de las elecciones nacionales.
Soria, porque lo vio en su padre y en su hermano, aprendió que las obras se consiguen a través del credo partidario, sacándose fotos y esparciendo loas a un presidente o un ministro nacional.
Sin haber asumido, Javier Milei la expuso ante otra realidad, posiblemente muy difícil de sobrellevar: es tiempo de valerse por sí misma, de demostrar el respaldo de los vecinos con la recaudación propia, de hacer obras con fondos que no lleguen “de arriba”, sino que sean producto del esfuerzo en la gestión cotidiana y de la creatividad.
No es una realidad exclusiva de Roca. Seguramente el mismo tono medido se escuchará durante todo el fin de semana, a nivel municipal y provincial.
La semana próxima, con el plan económico nacional a la vista, se verán reacciones más genuinas. Por ahora, palabras suaves de ocasión.
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