El día que los jueces tengan miedo

Hector Luis Manchini *


Un Poder Judicial independiente, imparcial y bien informado ocupa un lugar central en la formación de un gobierno justo, honesto, transparente y responsable.


El miedo es sensación que paraliza, que altera el ánimo, que turba los pensamientos, que inquieta, y que conduce al individuo a adoptar consciente o inconscientemente aquellas respuestas tendientes a resguardar su integridad personal, su familia y todos y cada uno de aquellos bienes que sienta seriamente amenazados, siendo la primera y natural reacción la huida del lugar, del medio o de las circunstancias que generan la fobia que lesiona su libertad para actuar, para pensar, para decidir.

Cuando la acción que genera temor es llevada a cabo respecto de un juez por alguno de los poderes políticos del Estado o por maniobras pergeñadas dentro del Propio Poder Judicial por otros jueces se provoca una situación de inseguridad que Alberdi identificaba como “…la ausencia de libertad de ser desagradable al que gobierna sin riesgo de perder la vida, el honor, los bienes”.

La actividad de amedrentar puede llevarse a cabo de manera expresa o mediante maniobras sutiles, como por ejemplo poniendo en tela de juicio la salud mental del magistrado, sometiendo su labor a auditorías, sugiriendo la posibilidad de someterlo a juicio político, etc.

Además, hay que agregar que los jueces realmente independientes son incómodos y por ello es habitual que se los intente controlarlos, limitarlos o condicionarlos en su actuación (Dr. A. Ibáñez, La Nación, 30/05/2009 “Los jueces independientes incomodan”)

Como secuela de la incomodidad que generan los jueces independientes, el poder busca apartarlos de su rol a toda costa y muchas veces lo logra.

En este punto destaco que para que no se concrete el alejamiento de los magistrados independientes es imprescindible adoptar medidas que consoliden la independencia de los mismos, así la instrumentación de una carrera judicial donde se pueda apreciar certeramente la capacidad, idoneidad y libertad es un medio más que adecuado para que ocupen el cargo jueces que evitaran con convicción y firmeza cualquier influencia política que intente presionarlo en el ejercicio de la magistratura, pues sabido es que cuando la política entra por la puerta la justicia salta por la ventana.

Por otro lado, es necesario destacar que la justicia es un derecho humano fundamental.

Un Poder Judicial independiente, imparcial y bien informado ocupa un lugar central en la formación de un gobierno justo, honesto, transparente y responsable.

Si alguien tiene un compromiso permanente con los derechos humanos es el Poder Judicial.

No podemos dejar de pasar por alto que la independencia de los jueces es esencial para la vigencia del Estado de Derecho, que dejaría de ser si fuese obviado y se instalase un régimen autoritario con jueces sometidos, dependientes del gobernante de turno.

Por su parte el Dr. Ibáñez, ya citado, ha afirmado que “la función de administrar justicia de manera independiente reclama sencillez, como es una función que pisa muchos callos, tiene que ser ejercida con mucha legitimidad y soporte de razonamiento”.

En resumen, se postula la efectiva autonomía del departamento judicial y de los jueces que lo integran, que los mismos puedan desarrollar su labor sin apremios o perturbaciones de ningún tipo otorgándosele en forma real las garantías necesarias para ello y que los magistrados asuman los costos que tal circunstancia implica, es decir, como fue señalado en un principio, se ganen esa independencia mediante el trabajo duro, discreto, prudente y sabio ratificando tal actitud en cada una de sus resoluciones.

Así el magistrado Javier Hernández García en su obra “Las reformas Judiciales en Iberoamérica ¿Necesidad o moda?”, remarca: “Un juez independiente… es aquel que encuentra su legitimidad en cada sentencia, en cada audiencia, que es capaz de mirar a los ojos de sus conciudadanos al que juzga, tratándole como un igual moral. El juez independiente no es un estatuto sino un objetivo dinámico y problemático que debe ganarse y protegerse día a día…” Y concluye, como afirma Coutoure: “De la dignidad del juez depende la dignidad del derecho. El derecho valdrá, en un país y en un momento histórico determinado, lo que valgan las juezas y jueces como personas, el día en que los jueces tengan miedo, ningún ciudadano podrá dormir tranquilo”.

Téngase presente.

*Abogado. Ex Juez de la Cámara en todos los Fueros de Zapala


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