El aporte que ya hizo Javier Milei a Río Negro
Sin terminar de asimilar el golpe de las PASO, la política provincial reorienta sus estrategias para las elecciones generales de octubre. La intendenta Soria captó y potenció la tendencia del voto a personas antes que a partidos. Los gremios saben que se abre una etapa de revisión del empleo público.
Una semana no fue suficiente para que la política rionegrina asimilara el golpe de Javier Milei en las PASO.
Desconcierto, temor y parálisis se cruzan al interior de los partidos, con proyecciones que van desde lo temerario hasta la esperanza de poder construir una nueva mayoría, con aquellos que recién ahora están “tomando dimensión de lo que es” el candidato libertario.
Esa cita textual corresponde a la intendenta de Roca, María Emilia Soria, que hizo una sinuosa interpretación sobre el escenario postelectoral.
Dijo que “el pueblo nunca se equivoca”, pero a los pocos minutos afirmó que “hay un gran desconocimiento de la población sobre lo que votó el domingo”.
Dijo que su misión inmediata será “echar luz” sobre lo que representan Milei y sus ideas, pero afirmó en la misma entrevista que lo visto el domingo pasado nos muestra que “quizás los partidos políticos han muerto”.
La jefa comunal hizo de la ambigüedad partidaria una herramienta útil durante los últimos meses. Sonrió con Aníbal Tortoriello (PRO) en su despacho a principios de abril, recibió con la misma amabilidad en mayo a la gobernadora, Arabela Carreras (JSRN), y declinó la posibilidad de continuar como autoridad del PJ rionegrino.
Esa postura tiene un hilo conductor con otras de sus declaraciones de esta semana: “La gente vota la gestión, el que hace, el que está dando una respuesta”.
No hacen mal en preocuparse dentro de Juntos Somos Río Negro cuando la ubican como posible líder de un nuevo frente electoral en la provincia. Todas las señales que dio esta semana la ubican en ese punto de partida hacia los próximos desafíos electorales.
La calidad del empleo público en debate
Volviendo a Milei, nadie sabe a esta altura cómo terminará su camino hacia la Casa Rosada, pero sí puede computarse a favor del economista el saludable efecto de abrir el debate sobre temas muy importantes para la recuperación argentina, que hasta ahora aparecían intocables, con signos de naturalización de los desvíos.
El propio Alberto Weretilneck se verá beneficiado por ese sacudón en la agenda pública.
Milei promete un notable ajuste en los gastos del Estado, con eliminación de ministerios, entes y estructuras que a su juicio están superpobladas y desvirtuadas.
Menos brutal en sus expresiones, el gobernador electo dijo en su campaña de abril que uno de sus objetivos centrales será la transformación del Estado, para hacerlo más moderno y eficiente.
Esta semana el líder de ATE, Rodolfo Aguiar, conectó esos dos mensajes, para admitir que tal vez llegó el momento de revisar no la cantidad, pero sí la distribución y cumplimiento de tareas de los agentes públicos rionegrinos, exigiendo sí que se aplique de una vez la ley de convenios colectivos de trabajo en el Estado.
De a poco, tal vez más lentamente que lo ideal, las puertas que antes parecían infranqueables empiezan a abrirse para saber si, dentro de los 60.000 empleados públicos de la provincia, todos cobran por lo que realmente hacen.
Antes que eso, los rionegrinos verán también una campaña electoral con mutaciones.
Martín Soria salió segundo en las PASO con un proselitismo de baja intensidad y podría creerse que a ese mismo ritmo garantizaría una banca en Diputados. Pero el nivel de alarma del oficialismo nacional es tan grande que quedaría muy expuesto si no demuestra un esfuerzo mayor. El jueves se reunió con Sergio Massa y difundió rápidamente la foto, para que todos vean que ahora sí tiene puesto el overol.
Juntos por el Cambio no aparece menos agitado. La “grata sorpresa” de Tortoriello por el voto mayoritario a Milei tensó tanto la vida interna del PRO que ahora el radicalismo tantas veces cuestionado dentro de la alianza aparece como más confiable para los impulsores de la candidatura de Patricia Bullrich.
Claro, es el mismo radicalismo que en abril acompañó a Weretilneck y que, supuestamente, en la próxima Legislatura será parte del oficialismo al que se opondrá Cambia Río Negro.
Demasiadas avenidas cruzadas como para sorprenderse con el choque con un dirigente que promete ponerle coto a los viven por y para la rosca.
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