Coqueteos que agotan
Figueroa, quien le ganó al MPN de Jorge Sapag la elección con destreza de ajedrecista, no puede pecar de ansioso. ¿A quién pretende enviarle un mensaje?
El gobernador Rolando Figueroa volvió a participar esta semana de su propio operativo clamor para volver al Movimiento Popular Neuquino. Hay una dualidad en ese coqueteo que empieza a agotar: por un lado, la pretensión de fortalecer su espacio político propio, Comunidad, y por otro, la asistencia a reuniones de dirigentes para que le piden por favor regresar al partido.
Esta vez fue de intendentes y con un mensaje aún más osado: que lo presida, aunque “respetando los tiempos democráticos”.
¿Quiere o no quiere Figueroa? Por ahora, no está volviendo al MPN, pero el MPN sí que está volviendo al gobierno. Todos los días se conocen designaciones de funcionarios del partido que regresan a la estructura del Estado con cargos políticos. Como Jorge Lara, que recayó en la empresa forestal Corfone, o la exdiputada sapagista María Laura Du Plessis que se quedó con la coordinación Legal y Técnica del ministerio de Julieta Corroza.
A Lara y a su mano derecha, Miriam Abojer, nombrada por Figueroa como secretaría de Cultura, Inclusión y Gestión Comunitaria, se les atribuyó la organización de la reunión de intendentes y la redacción del documento en el que pidieron que el gobernador sea el próximo presidente del MPN. “Ni sabían lo que firmaban”, dijo un hombre del partido que calificó de “inentendible” la reunión y el mensaje.
Es que las figuras que reunió esa convocatoria nunca estuvieron en duda para el gobernador: todos los municipios de la foto dependen de los recursos de la provincia para poder pagar sus cuentas, más aún en un contexto donde el gobierno nacional no participará con un peso de futuras obras públicas o subsidios para el transporte. En cambio, a Figueroa le faltó la figurita difícil de Mariano Gaido, el intendente de la capital que tiene agenda y billetera propia, y también la de Norma Sepúlveda de Rincón de los Sauces.
La dirigente de la localidad petrolera pertenece al sector Azul y Blanco del MPN, el único que todavía no se rindió a los pies de Figueroa. Acompaña, sí, pero es un cuerpo oscilante. Su máximo dirigente, Guillermo Pereyra, se mostró esta semana con Gaido en la presentación de la Fiesta de la Confluencia, a la cual le aportó dinero. El intendente le retribuyó el gesto asistiendo a la inauguración de los nuevos consultorios del gremio.
Figueroa, quien le ganó al MPN de Jorge Sapag la elección del 16 de abril con destreza de ajedrecista, no puede esta vez pecar de ansioso. Tiene gobernabilidad, tiene los votos en la Legislatura. ¿A quién pretende enviarle un mensaje? ¿A Omar Gutiérrez, el mismo que descansa en un sillón del directorio de YPF por iniciativa del propio gobernador?
El mensaje tampoco pudo haber sido para la sociedad, que hoy lidia con problemas bastante más importantes que pensar en quién conducirá el partido del mapita de acá a cuatro años.
Otra señal que también envió Figueroa esta semana tuvo un destinatario más claro. La reunión de gobernadores de la Patagonia que encabezó en Villa La Angostura buscó mostrar fortaleza frente al gobierno nacional en la discusión por los recursos provinciales y la obra pública.
Al mandatario, sin embargo, solo le cumplieron cuatro de los cinco invitados. El gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, eligió apoyar a la distancia sin ponerle el cuerpo al encuentro ni a la foto. Algunos dicen que al dirigente petrolero no le gustó un gesto que tuvo Figueroa hacia él en la reunión de la que participaron todos los gobernadores del país con el presidente Javier Milei. Y desde ahí decidió que no iba a ser “arriado” a ningún lado.
Más cierto es que Vidal está tratando de generar nexos con el gobierno nacional para retomar las obras de las represas sobre el río Santa Cruz. El lunes pasado, una delegación de la contratista china Gezhouba visitó la provincia y le pidió al gobernador que “interceda” ante Nación para obtener certezas de los pasos a seguir, según se comunicó oficialmente.
Los intendentes al gobernador como los gobernadores al presidente: la necesidad siempre tiene cara de hereje.
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