Chats destemplados en tiempos difíciles
La gobernadora Carreras tuvo una fuerte reacción por una protesta gremial, en la previa de la reunión clave del martes por las liquidaciones salariales a los estatales.
La política construye desde la ética, pero también desde la estética.
Las formas y estilos muchas veces hablan más de un dirigente que sus propias palabras y la fuerza de los hechos suele ser superior a las trayectorias y pergaminos.
Por eso sorprendió esta semana un episodio, que podría alterar la línea de un camino que se presentó amable durante los últimos años.
La historia trascendió porque uno de los protagonistas estaba en una entrevista radial, cuando se desencadenaron las acciones y, descolocado, contó lo que estaba ocurriendo.
Desde el teléfono de la gobernadora, Arabela Carreras, partió una ráfaga de mensajes hacia el líder de ATE en Río Negro, Rodolfo Aguiar, acusándolo de responder a intereses ajenos al gremio por una protesta cerca del hotel Panamericano, en Bariloche.
Como buena licenciada en letras, la mandataria no tuvo dificultades para cargar de adjetivos sus textos, que en principio llevaron al sindicalista a plantear durante la misma nota al aire que a partir del tenor de la comunicación, entraba en riesgo la asistencia de ATE a la reunión de este martes, convocada por el gobierno para analizar las liquidaciones del “mini aguinaldo” a los estatales.
El gremio maduraba ayer la decisión de no concurrir a esa cita. Pero más allá de la decisión final, la sensación que dejó el cruce fue de punto de inflexión para ese vínculo que pacientemente reconstruyó el exgobernador, Alberto Weretilneck, y que la propia Carreras cultivó, aunque con esfuerzo. No hay que olvidar que hace exactamente tres años el mensaje destemplado partió desde el celular de Aguiar y la entonces mandataria electa insinuó un acercamiento a UPCN. Todo se resolvió en una cumbre en Buenos Aires, organizada por el senador, quien hizo entender a uno y otro que lo mejor era preservar la paz social.
E el problema en el caso de esta semana es que no sólo hubo una reacción con descalificaciones, sino que las imputaciones de la gobernadora estaban mal direccionadas, porque la protesta de ATE no era contra el gobierno provincial, sino contra la administración nacional.
Esa ausencia de tiempo para analizar la información recibida antes de actuar y desestabilizar una alianza que ha sido determinante para la tranquilidad del gobierno es la que emerge detrás del hecho puntual de esta semana.
Sobre todo, porque hay razones para creer que no será la última vez en estos días que deberá lidiar con reproches gremiales.
Entre dirigentes de la Unter circula desde las últimas horas un dato inquietante, advirtiendo que no sólo se liquidó mal el 10% de recupero salarial, sino que los sueldos de noviembre llegarían con ese adicional -pagado por planilla complementaria- descontado.
La información interna del gobierno quedará verificada o descartada el martes, día de cobro para los docentes. Si llega a confirmarse, el primer encuentro entre el ministro Pablo Núñez y las flamantes autoridades de Unter, que asumieron el viernes, será más tenso que lo previsto.
La percepción de que habrá un verano complejo dentro del ámbito educativo también surge al cruzar el nuevo escenario del sindicato docente con el camino electoral que tomó el oficialismo.
El sector Azul Arancibia retuvo el control del Consejo Directivo, pero no tiene holgura en el Congreso, donde los sectores opositores le exigen mayor rigidez ante el Ejecutivo.
Esa demostración de fortaleza de la nueva secretaria general, Silvana Inostroza, deberá plasmarse en la previa del inicio del ciclo lectivo, previsto para el 27 de febrero.
A esa altura Río Negro estará viviendo a pleno su campaña proselitista para elegir nuevo gobierno, una etapa donde los oficialismos saben que son blanco fácil de pretensiones sindicales justas y no tanto.
Será toda una prueba para el temple gubernamental, fundamentalmente para evitar que el Estado pague los costos de esos desvíos, pero también para la estrategia de Juntos Somos Río Negro, donde seguramente nadie quiere que los modos pongan en riesgo un capital político conjunto.
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