Cada foto cuenta una historia
La gobernadora Carreras se fue de gira con el presidente Fernández pero antes se reunió con el senador Weretilneck, que luego se vio con su par Doñate.
La capacidad de Alberto Weretilneck para construir poder es sólo comparable con su habilidad para operar en terrenos ajenos. Como si no le bastara con ser el fundador del primer partido provincial de Río Negro en llegar al poder o como si tuviera que sacudir la modorra del tedio de lidiar con conflictos demasiado pequeños, el senador se mete ahora de lleno en las internas del peronismo gobernante y quiere jugar en la liga mayor. Mejor no citar (por repetido, no por vano) aquel verso final que Borges le dedica a Buenos Aires para ilustrar su nuevo acercamiento con Martín Doñate, colega en la Cámara Alta.
“Hasta aquí fue sencillo, ahora se complica”, suele decirles Weretilneck a sus interlocutores de estos días. La banca que desde hace dos años ocupa en el Senado pesa distinto desde que el gobierno perdió la mayoría, el año pasado.
La gobernadora Arabela Carreras terminará este martes en Barbados su participación en la gira de Alberto Fernández por Rusia y China. Hasta ayer, de ese periplo sólo se conocieron fotos de la rionegrina con el presidente y con el bonaerense Axel Kicillof en Moscú y Beijing, pero apareció el entendimiento que firmó Invap con una empresa china para la provisión de reactores nucleares de uso medicinal.
Para la empresa estatal rionegrina es clave poner un pie en China para venderle tecnología argentina, nada más ni nada menos que a los exportadores más fuertes en esa materia.
La estrategia del partido provincial es entrar en la hendija que la crisis del Frente de Todos le deja en bandeja: porotos en el Senado y vacío a Martín Soria.
También Weretilneck tuvo su foto con Doñate. Fue en la firma de un acuerdo con Gustavo Arrieta, presidente de Vialidad Nacional, para obras en Valle Medio.
Si cada foto cuenta una historia, estas dos imágenes podrían resumir los reposicionamientos del gobierno en Río Negro.
Del ministro de Justicia de la Nación, Martín Soria, habrá fotos de anoche, en la Fiesta de la Manzana, un espacio que desde que la familia gobierna la ciudad reserva un rincón político. Ayer por la mañana, junto a su hermana María Emilia, reunió a los jefes de las unidades básicas.
Al que no le gustaron nada las fotos de Weretilneck y Doñate fue al delegado de Vialidad Nacional en Viedma, Gustavo Casas, referente del Instituto Patria e incondicional de Oscar Parrilli, el senador neuquino que de joven llegó a ser jugador de la primera de básquet del club Cipolletti. Casas alzó apenas la cabeza hace unos meses para anunciar su postulación a gobernador en 2023.
Álbum desordenado
Las imágenes aparecen sin cronología. Un orden más analítico que lineal coloca la foto de Carreras y Weretilneck el martes en un hotel de Buenos Aires, horas antes del inicio de la gira presidencial, como el disparador de una estrategia para aislar a los Soria. No es que dejaron de lado sus propias diferencias, sino que entendieron que no es tiempo de discusiones estériles.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner precisa el voto del senador rionegrino para alinear la Cámara Alta. Doñate es consciente de esta necesidad.
El presidente debe cerrar filas con quien le ofrezca compensar, aunque sea en parte, el sacudón de la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de diputados oficialista y el temor a no juntar los votos que necesita el acuerdo con el FMI. Ahí, Weretilneck ofrece gustoso a sus dos representantes, los legisladores de Juntos Somos Río Negro Luis di Giacomo y Agustín Domingo.
Promete la lealtad del pragmatismo y no la coherencia de lo ideológico.
En este escenario, el ministro Soria aparece más como un testigo de lujo que como protagonista. Y eso que, sin él como conductor sino con Doñate, el PJ rionegrino viene de perder su primera elección nacional en décadas.
La gobernadora volverá de Eurasia y las Antillas con otro tipo de relación con el presidente y su gobierno. Desde aquel “Arabela, estás muteada” del inicio de la pandemia, Fernández y Carreras fueron ampliando ese vínculo hacia sus capas ministeriales.
Se vienen meses de definiciones.
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