Así no se hacen políticas de Estado

Cristián Frers *


Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación, deben ser a todo o nada.


La presidenta del PRO, Patricia Bullrich aseguró que “no se puede tener un ministerio (en el) que nadie te dé pelota” y que el de Educación “es una burocracia”. En ese mismo sentido también propuso la eliminación de la cartera de Salud ya que, al igual que la anteriormente mencionada, se ocupa de un área “que en la actualidad depende de las provincias”… Si esto cree Bullrich, se equivoca porque las políticas de Estado deben bajarse desde los Ministerios nacionales, siguiendo por los Ministerios provinciales y de allí a las Municipalidades… No es muy complicado de entender.

No es función del Ministerio de educación dar pelota o no, es función de una presidenta/e de la Nación rodearse de funcionarios públicos capacitados y hacerles conocer de la idea de gobierno que se quieren impulsar y trabajar con ellos en esa cuestión… La educación es una cuestión de Estado.

¿Por qué en vez de impulsar la eliminación de ministerios, mejor llevar a cabo políticas en educación como la educación ambiental?

La educación ambiental está encasillada en un imaginario colectivo como suerte de actividades que se realizan dentro de las aulas y en las que se enseña a los niños buenos comportamientos como cerrar el grifo o apagar las luces cuando no se usan. Es importante que animemos a la gente a no quedarse solo con los eslóganes o con la parte más superficial. El problema de la movilidad va más allá de comprarse un vehículo eléctrico, de la misma manera que la cuestión de los residuos y las materias primas no se soluciona solo con el reciclaje. Decir que hay que educar a los niños para que sean buenos es como decir que vamos a aplazar el ser buenos nosotros otros 20 años más.

Las muy pocas veces que se han establecido medidas anticontaminación de los cursos de agua se acciona contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se encuentran a la vera de los ríos, o el vertido de líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente la fuga de efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que se hacen de la vista gorda.

Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación, deben ser a todo o nada. Es decir, que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento. No es eficiente hacer un llamado a la adhesión voluntaria a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquellos -a quienes la producción limpia no les interesa- seguirán contaminando.

Esto puede comenzar a subsanarse a través de la educación ambiental.

Conociendo las causas que alteran el medio natural podremos intervenir bien para evitarlas o para minimizarlas, para que en un futuro el impacto que producen se vea reducido y así garantizar que futuras generaciones disfruten de un medio ambiente sano y adecuado que sea capaz de satisfacer necesidades básicas a través de sus recursos, pero sin que éstos se vean sobreexplotados o generen repercusiones sobre la naturaleza de donde se extrajeron.

Actualmente son muchos los problemas ambientales a los que nos enfrentamos y, muy seguramente, serán más si no ponemos remedio. Por esta razón es muy importante la concienciación de la sociedad.

La educación ambiental en la Argentina está poco más que en pañales, pese a los esfuerzos y los planes de gobierno que se están tratando de implementar, tanto en el Ministerio de Educación de la Nación como en los organismos equivalentes de las provincias, debido a: la falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan y la problemática social; el carácter temporal de las acciones propuestas (no conducen a la formación de hábitos); no se permite desarrollar la creatividad de los sujetos, ya que no hay continuidad entre el contenido que se transmite y las concepciones y representaciones de los sujetos y, para finalizar, la falta de la información sobre los problemas locales en conjunción con la problemática nacional.

La asistencia oficial es escasa o prácticamente nula. Esto se debe, principalmente, a la precaria importancia que frecuentemente se da a la educación, tanto desde el Estado como de otros sectores de la sociedad. Se traduce como una contracción del sistema educativo público, como efecto de un presupuesto bajo y la ausencia de un debate acerca de la calidad y beneficios de la educación impartida.

¿Por qué en vez de incentivar la eliminación de ministerios, no se impulsan políticas adecuadas en educación?

* Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social.


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