Asamblea General Constituyente de 1813: un hito en la historia de Argentina
La Asamblea General Constituyente de 1813 es un hito en la historia argentina, clave en el proceso de independencia. Su legado, aunque limitado en algunos objetivos, sigue siendo fundamental para la evolución del Estado argentino.
El 31 de enero de 1813 daba inicio a su labor la Asamblea General Constituyente, cuya convocatoria obedeció al decreto suscripto el 24 de octubre de 1812 por el Segundo Triunvirato de Gobierno Patrio. Estaba conformado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez de Jonte, recientemente instalado a consecuencia de los sucesos políticos acaecidos pocos días antes, siendo de aclarar que, por ausencia de Rodríguez Peña, suscribió el documento el vocal suplente Francisco Belgrano, ferviente militante del bando criollo y hermano de nuestro prócer Manuel.
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Motores de un federalismo posible
El aludido decreto convocaba a la elección de representantes en todo el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El objetivo era conformar una Asamblea a reunirse en la ciudad del puerto bajo las ideas regentes de Independencia y Constitución, tal lo señala su artículo octavo al decir: “(…) el motivo poderoso que induce la celebración de la Asamblea tiene por objetos principales la elevación de los pueblos a la existencia y a la dignidad que no han tenido y la organización general del Estado”.
Inmediatamente se designó una comisión “encargada de preparar las cuestiones que han de someterse a la Asamblea General” conformada Luis Chorroarin, Pedro José Agrelo, Nicolás Herrera, Valentín Gómez, Pedro Somellera, Manuel García e Hipólito Vieytes, “para que asociados preparen y discutan las materias que han de presentarse a aquella augusta corporación, formando al mismo tiempo un proyecto de constitución digno de someterse a su examen”, la que de inmediato se dio manos a la obra.
Fue así que aquél 31 de enero, tras solemne misa celebrada en la iglesia catedral, comenzó sus sesiones el organismo, reunido en la sede del Tribunal del Consulado.
Muy valiosa fue esa sesión inicial, de la que quiero destacar tres cuestiones que se dieron en su curso, ya sea por su valor histórico y por su trascendencia institucional. Veamos.
En primer término, subrayo que, al constituirse, adoptó de hecho la bandera patria de colores celeste y blanco creada por Manuel Belgrano al enarbolarla en el propio recinto de la Asamblea, la que la presidiera a lo largo de sus jornadas.
También ese día dio inicio su rica obra el “Redactor de la Asamblea”, vocero oficial de la difusión de la tarea del cuerpo, de valiosa utilidad, no solo por afirmar el concepto de publicidad de los actos de gobierno, sino también, porque gracias a ese instrumento hemos podido reconstruir de manera principal el trabajo legislativo del organismo, aclaración aquella que hago para no dejar fuera de las fuentes al periódico La Gaceta y otras diversas documentales.
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La ESI, una herramienta transformadora (y necesaria) para la formación docente
Por fin, me referiré al decreto inaugural, del que he de resaltar dos aspectos: el primero que en él se proclama que en ella “reside la representación y el ejercicio de la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata” y, luego, al establecer “que las personas de los Diputados que constituyen la Soberana Asamblea son inviolables, y no pueden ser aprehendidos, ni juzgados, sino en los casos, y términos que la misma Soberana Corporación determinará” (cfr. artículos 1,4 y 6 del mismo).
Comenzó así su trabajo, el que fuera criticado -me sumo a ello- por no haber alcanzado los objetivos que se le impusiera en su convocatoria: la declaración de nuestra Independencia y, luego de ello, el dictado de una Constitución Nacional, pese a haberse presentado en su seno cuatro proyectos constitucionales.
Sin embargo, pese a ello y sin apartarme del anterior cuestionamiento, no puedo soslayar la muy importante -y variada- obra legislativa que se generara en su curso, mucha de ella de destacada trascendencia doctrinaria e institucional, la que fuera receptada luego y de manera principal por quienes nos legaran nuestra Ley Mayor en 1853. Que todo ello forma parte de nuestra respetuosa memoria.
(*) Presidente del Centro de Estudios Constitucionales del Comahue – Miembro de Número de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.
El 31 de enero de 1813 daba inicio a su labor la Asamblea General Constituyente, cuya convocatoria obedeció al decreto suscripto el 24 de octubre de 1812 por el Segundo Triunvirato de Gobierno Patrio. Estaba conformado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez de Jonte, recientemente instalado a consecuencia de los sucesos políticos acaecidos pocos días antes, siendo de aclarar que, por ausencia de Rodríguez Peña, suscribió el documento el vocal suplente Francisco Belgrano, ferviente militante del bando criollo y hermano de nuestro prócer Manuel.
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