Abstención electoral, soberanía del pueblo y legitimidad


Presidentes, gobernadores e intendentes electos en los últimos 30 años, llegaron a confesar sus (impunes) defraudaciones electorales para con la ciudadanía en general.


Torres, gobernador electo de Chubut

Un descaro básico informa y alimenta distintas expresiones de inquietud, temor y hasta como de sorpresa corporativa político-partidarias o comunicacional, ante una marcada abstención verificada (y su negativa tendencia inercial) en las últimas contiendas electorales tanto provinciales como municipales .

Hay un desafío a la legitimidad democrática. En efecto, el último dato negativo es sobre Ignacio Torres, quién el domingo pasado ganó las elecciones en Chubut y será el nuevo gobernador de la provincia; pero sólo con un 24-25% del voto de todos los titulares de la soberanía chubutense.

Resulta llamativo, pero al menos, dudoso, que avezados dirigentes políticos o comunicadores sociales se muestren sorprendidos ante dichas abstenciones electorales, cuando presidentes, gobernadores, intendentes o legisladores electos en los últimos treinta años, han llegaron a confesar o admitir sus propias defraudaciones electorales (impunes) para con la ciudadanía . Como lo hizo el fallecido Carlos Saúl Menem: “Si yo decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie”

Un cúmulo de evidencias revela que no son solamente los ciudadanos ausentes o abstenidos electorales, quienes no defendieron nuestra costosísima democracia.

En efecto, quedó documentado que, en todo caso, los responsables de esto último fueron “muchos” integrantes de lo que es conocido como la “casta política”; conformada por generaciones de dirigencias viles y corruptas, que con toda ineficacia económica, nepotismo o favoritismos se enriquecieron ilícitamente, pauperizando simultánea e intolerablemente a demasiados argentinos. Ello han postergado y procrastinado con crueldad o indolencia el legítimo bienestar de la población, con la recuente complicidad o el silencio de conspicuos comunicadores sociales; a la postre progenitores mayores de nuestra anodina, lánguida e indefensa democracia de ejercicio real.

Las definiciones de Serrat

A propósito, pocos podrían haberlo reflejado mejor en palabras que Joan Manuel Serrat el pasado 27 de mayo de 2022, al recibir otro doctorado honoris causa, otorgado esta vez por decisión del Consejo Superior de la Universidad de Costa Rica.

“… lejos de llevarme a consolidar y concretar una idea de patria sublimada y distante, me fue consolidando en el descubrimiento: la patria para unos es el territorio, para otros es el idioma, para otros la niñez, para algunos algo con lo que llenarse la boca y otros con lo que llenarse la bolsa.

“En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado. Pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables, y es vergonzoso la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida. Y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla. Como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Tal vez no sepamos cuál es el camino. Tal vez no sepamos por dónde se llega antes. Pero sí sabemos qué caminos son los que no debemos volver a tomar… Que los gritos de la angustia no nos vuelven sordos. Y que lo cotidiano no se convierte en normalidad, capaz de volver de piedra a nuestros corazones”.

Finalmente, sobreabundan las razones que explican y predicen (no justifican), renovadas abstenciones y mayores ausentismos electorales, porque como venimos observando en este 2023 electoral, los ciudadanos espectadores y víctimas electorales después de tres décadas de paciencia cívica, ya no parecemos esperar que nos salve la generalidad de aquellos que nos han llevado hasta aquí.

Por último, “hasta el mejor de los perros muerde cuando se cansa de que su amo lo maltrate”, (Patrick Rothfuss)

* Experto en cooperativismo.


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