Operación delicada

A muy pocos argentinos les convendría mantener más años un sistema que ha mostrado ser incapaz de funcionar.

Puede que la "ley de déficit cero" sea nada más que otra manifestación voluntarista y que resulte imposible concretar los cambios drásticos que supondría su aplicación, pero por ahora cuando menos el presidente norteamericano George W.Bush, el premier británico Tony Blair y el jefe del gobierno español José María Aznar la han tomado por un punto de partida auténtico, de ahí la difusión de algunos detalles de aquella conferencia telefónica en que los tres coincidieron en la conveniencia de ayudar a la Argentina. Con todo, para decepción de muchos, no están pensando en enviarle miles de millones de "dólares frescos" con miras a aliviar la tensión social sino en pedirle al FMI que asegure que el país cuente con el respaldo financiero suficiente como para sentirse a salvo de los ataques especulativos. Lejos de querer ahorrarnos un ajuste que sin duda será muy doloroso, subrayaron que sus buenos oficios son consecuencia de la convicción de que en esta ocasión el presidente Fernando de la Rúa hará su parte, lo cual significa que si por la razón que fuera comienza a flaquear se concentrarán en intentar evitar que el "contagio" sea excesivo.

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