Olea: “No supe ni sé qué pasó con su hijo”

El general acusado de delitos de lesa humanidad respondió a la familia Ragni.

Leonardo Petricio

NEUQUÉN (AN).- El general Enrique Braulio Olea usó ayer sus palabras finales para responderle a los Ragni que nada supo de la desaparición o el destino final de su hijo Oscar, “no supe entonces ni lo sé ahora qué le pudo haber sucedido a su hijo”, sostuvo ante el tribunal. Los jueces Orlando Coscia, Mariano Lozano y Eugenio Krom informaron que el 6 de noviembre darán el veredicto con las penas o absoluciones para los 21 imputados que fueron acusados durante este juicio por delitos de lesa humanidad ocurridos a partir del 24 de marzo de 1976: secuestros, torturas y la desaparición forzada de seis de las 39 víctimas que denunciaron en este tramo. Se informó ayer que el médico militar Hilarión Sosa no integrará la lista de enjuiciados, ya que por razones de salud fue internado las últimas semanas, y su juzgamiento fue derivado a otro tramo elevado a juicio de esta misma causa. La declaración del jefe del Batallón 181 de Neuquén en 1976 sorprendió debido a que el general de Brigada, que en el 2008 presenció todas las audiencias; no emitió opinión durante el juicio anterior ni utilizó las indagatorias del actual. Olea explicó que decidió hablar por sentirse blanco “de injustas acusaciones” y aprovechó a responder ahora la interpelación que en aquella ocasión le hiciera Inés Ragni a viva voz, cuando le preguntó dónde estaba Oscar Ragni y qué había sido de los desaparecidos. “No lo supe entonces ni se ahora qué le pudo suceder a su hijo”, aseguró ayer Olea, mientras Oscar padre, le gritaba desde el público “respondé con la verdad, viejo cobarde”. Dijo que durante su jefatura, el Batallón neuquino “jamás recibió, impartió o retransmitió órdenes para secuestrar, trasladar o torturar a persona alguna”, y que tampoco había recibido denuncias de que esto hubiera ocurrido allí en 1976 ó 1977. Resguardó el “honor” de los oficiales bajo su mando, Jorge Gaetani y Gustavo Vitón, con los que “compartimos la injusta acusación” y no dudó en asegurar -sin identificarlos- que en había sectores interesados en “enlodar” a los que vestían uniformes en 1.976 “sin importar la participación o no en los hechos”. Reconoció haber “proporcionado alojamiento y racionamiento al personal bajo mi mando” en la edificación que insistió en que estaba fuera del Batallón, pero dijo que a eso respondió a brindar servicios como correspondía administrativamente. “Jamás personal a mi cargo hizo guardias” en La Escuelita, sostuvo y manifestó que los testimonios en contrario fueron “falaces”. Dijo que envió a Vitón a Cipolletti y a Gaetani a Regina “como medidas preventivas” tras el golpe del 24 de marzo para “mantener la prestación de servicios” y que nunca existió la subárea que se le endilga a Vitón como interventor militar en la comisaría cipoleña. “Mi conciencia me dice que no tengo nada que rendir, rechazo toda las actitudes delictivas que se nos quieren imputar”, finalizó.


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