Nuestros médicos: anestesiólogos, los que se ocupan de que no sintamos dolor
Desde hace dos años, la salud y los trabajadores de ese área, forman parte de nuestras conversaciones cotidianas. Pero más allá y más acá de la pandemia, hay muchas especialidades que no conocemos. Ese es el sentido de esta nota, que se ocupa de los anestesistas.
La medicina moderna no se concibe sin la anestesia, ese sistema de medicamentos generado para prevenir el dolor durante una cirugía u otros procedimientos. Y si hay anestesia, debe haber un experto que pueda aplicar tales medicamentos: el anestesiólogo. Especialistas en seguridad, pilares de la transformación de la medicina, los anestesiólogos lograron disminuir la morbi-mortalidad de los pacientes a nivel mundial, y todo a base de estudios y capacitación constante.
Muchos años de estudio y una extensa especialización: Los anestesiólogos son profesionales que han cursado la carrera universitaria de medicina durante 7 años -en promedio- y posteriormente han realizado la especialidad estudiando un mínimo de 4 años más. Los estudios no terminan ahí. “Para ser anestesiólogo, hay que ser médico y saber de todas las especialidades, fundamentalmente las quirúrgicas y las críticas como la terapia intensiva o la emergentologia, con las cuales compartimos varias competencias. En muchos casos, incluso, realizamos postrados y cursos de liderazgo, ya que nuestra profesión nos lleva, indefectiblemente, a trabajar en equipo. También debemos instruirnos en tratamiento del dolor y reanimación cardiopulmonar (RCP básico y avanzado), entre muchos otros aspectos de la medicina”, explica Heber Escudero Fernández presidente de la Asociación Neuquina de Anestesia, Analgesia y Reanimación (ANAAR), y secretario general de la Federación Argentina de Asociaciones, Anestesia, Analgesia y Reanimación (FAAAAR).
Capacitación y certificaciones constantes: La instrucción no culmina en la universidad y en las residencias. “Hacemos capacitaciones constantes para darle seguridad y confianza a nuestros pacientes. La capacitación de excelencia es un pilar fundamental para los anestesiólogos ya que además debemos estar certificados (según marco de referencia del Ministerio de Salud de Neuquén, la FAAAAR y la Academia Nacional de medicina) y todos los años nos sometemos a nuevos exámenes para acreditar que estamos en condiciones de ejercer”, detalla Heber Escudero.
En ese sentido, los anestesiólogos (como los pilotos de avión) cuentan con centros de simulación -en varias ciudades de Argentina- para entrenarse y trabajar en la prevención del estrés. Se trata de quirófanos preparados tecnológicamente para que los profesionales puedan entrenarse cuantas veces sea necesario y encarar diferentes situaciones críticas en un entorno simulado, sin poner en riesgo a un paciente.
En Neuquén existe un centro de última generación que se llama Simular y es uno de los más tecnificados de Argentina.
El doctor Alejandro Jablonski, director del Centro Simular, explica que allí se forma a los propios residentes y también se utiliza para la capacitación continua y entrenamiento de los médicos/as ya especialistas en Anestesiología.
Compromiso con la comunidad: Además de los años de estudio y capacitación, los anestesiólogos devuelven su conocimiento a la comunidad: desde 2013, los profesionales argentinos han asumido el compromiso de trabajar en hospitales públicos. No bien terminan la residencia, devuelven al Estado la misma cantidad de años que éste invirtió en ellos: de cuatro a siete años, según el caso. Otro aspecto en el que los anestesiólogos realizan tareas de responsabilidad social, tiene que ver con los cursos y capacitaciones. Jablonski comenta que en el centro Simular de Neuquén, dictan curso de RCP gratuitos para ONGs y otras instituciones públicas, como escuelas, cuarteles de bomberos, comisarías y sociedades de fomento.
Pacientes seguros, pacientes tranquilos:“El trabajo de excelencia es nuestro leitmotiv”, dice Escudero Fernández, y agrega: “no puede ser de otra manera porque trabajamos constantemente con pacientes en situaciones críticas, entre la vida y la muerte”. Para el anestesiólogo “la seguridad del paciente debe ser una prioridad de toda práctica médica. Estamos convencidos de que la formación es clave para eso, por ello nos capacitamos para garantizar una intervención sin riesgos al cuidado de la vida de las persona”.
El titular de ANAAR remarca que la seguridad es “un asunto de todos” y cita tres aspectos que hacen a la seguridad del paciente: una adecuada formación y educación de los equipos humanos de salud, una buena gestión organizacional (en hospitales, clínicas, quirófanos) y políticas gubernamentales actualizadas”.
El profesional agrega que “la seguridad del paciente debe ser una prioridad de toda práctica médica. Estamos convencidos que la formación es clave para eso”. “Nos capacitamos para garantizar una intervención sin riesgos y tenemos internalizado que la seguridad del paciente además de un compromiso es un tema, que necesita un abordaje integral, multidisciplinar y sistémico: la cultura de la seguridad la construimos entre todos”, asegura el profesional.
Consultado sobre los motivos que llevarían a un paciente a estar seguro en casos de anestesias totales (en cirugías complicadas o terapias intensivas, por ejemplo) el anestesiólogo Alejandro Lupiañez destaca que “la medicina es otra gracias a la anestesiología”. Y confirma que más allá de la disminución del dolor, los anestesiólogos hicieron que las cirugías del mundo sean cada vez más seguras…
Heber Escudero culmina con una analogía: “el paciente debe transitar el acto operatorio de manera segura, monitorizado minuciosamente y controlado hasta su completa recuperación. No puede haber fallas: somos como el cinturón de seguridad y todo el sistema de airbag en un auto de alta gama, en todo el sistema de salud, tanto en el público como en el privado”.
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