No ser pobre sale cada vez más caro
El Indec dio a conocer la valoración de las canastas básicas para el mes de febrero. Una familia de cuatro integrantes necesita $57.997 al mes para no ser pobre, y $24.575 para no ser indigente. Las canastas básicas avanzan al 42% anual y los salarios al 28%.
Es tal vez el problema más cruel y urgente que padece la economía nacional, y también el más silencioso. Aquel que golpea y sorprende dos veces al año cuando las estadísticas son puestas a la vista, pero que avanza sigilosa y casi imperceptiblemente a diario. El avance sin pausa de la pobreza hacia el interior del entramado social argentino lleva ya tres años sin pausa. La recesión que comenzó en 2018 dio el puntapié inicial, la pandemia trajo el golpe de gracia, y 2021 no parece generar un cambio en la tendencia.
La noticia esta semana es la valorización de la canasta básica dada a conocer por el INDEC. La misma establece los parámetros según los cuales una familia es considerada pobre o indigente. Los números son sorprendentes.
El informe de Indec establece que la Canasta Básica Total (CBT) para una familia de cuatro integrantes, dos adultos y dos niños, se ubicó en el mes de febrero en $57.997. Tal es la suma necesaria para no ser considerada pobre. La CBT incluye el gasto en alimentos, transporte, esparcimiento, educación y salud.
Asimismo, el informe de Indec revela que la Canasta Básica Alimentaria (CBA), para una familia con igual configuración se ubicó en febrero en $24.575. Tal es la suma necesaria para no caer en la indigencia.
Los datos son especialmente alarmantes si se los pone en contexto, y si se tiene en cuenta que tales parámetros son los que más tarde configuran la medición de pobreza e indigencia que el organismo oficial de estadística publica semestralmente.
El primer contraste surge cuando se advierte que según los últimos datos dados a conocer por el propio Indec en relación a la distribución del ingreso, al menos un 50% de los hogares argentinos no cuenta con ingresos por encima de la CBT configurada en febrero, lo cual puede ofrecer un panorama intuitivo en relación a la situación crítica que atraviesan miles de hogares en los que el ingreso mensual no alcanza para satisfacer las necesidades básicas.
Un segundo elemento que permite apreciar el avance de la pobreza sobre la realidad de las familias argentinas, surge al comparar la evolución en el valor de las canastas de pobreza e indigencia con la dinámica de los salarios registrados.
El último dato disponible respecto a la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), establece que en el mes de enero el salario promedio registrado fue de $68.100,73. El registro se encuentra por encima de la CBT de febrero, lo cual lo aleja de ser un salario de pobreza.
Preocupa que la velocidad a la que crece el precio de la canasta básica es mucho mayor a la velocidad a la que crecen los salarios registrados.
No obstante lo que preocupa es la dinámica que ambos indicadores registran en los últimos doce meses. Según la información publicada por Indec, la CBT creció un 42,2% en el último año, mientras que la CBA lo hizo un 46,4%. Como contracara, resulta que entre enero de 2020 e igual mes de 2021, el Ripte avanzó solo un 28,3%. La traducción es sencilla: la velocidad a la que crece el nivel de ingresos necesario para no ser pobre, es muy superior a la velocidad a la que crecen los salarios formales en Argentina. Implica que de no cambiar la tendencia, la cantidad de hogares que caen en la pobreza se incrementa progresivamente año a año.
Dato
- $57.997
- Lo que necesita al mes una familia de cuatro integrantes (dos adultos y dos niños) a fin de no caer en la pobreza.
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