No puedo más. Nos tratan peor que a los cerdos


Cuando llegué a Neuquén, la amé desde el primer día, por su gente, porque podía desarrollar mi carrera y podía ayudar a mucha gente.

En el transcurso de estos años he aportado millones de cosas no solo para el sistema de salud, también para la comunidad.

Hace más de un año empezó esta pandemia, un virus que parece fue diseñado para corromper todas las relaciones humanas. Cómo médicos, enfermeros, choferes, camilleros, personal de limpieza, todos, todos teníamos miedo por lo que veíamos en otros lugares del mundo. Acá además nos sentíamos solos, sin el apoyo de nadie, no había elementos de protección. La suficiente cantidad de profesionales, nos arremangamos entre todos. Cada servicio salió a buscar medios para prepararnos con la ayuda de la comunidad porque el gobierno estaba ausente. En estos meses vimos enfermarse, morir amigos, familia, no pudimos estar con ellos ni siquiera a través de un vidrio porque la mayoría de los médicos no tenemos nuestra familia cerca. Aprendimos a trabajar con tecnologías que no conocíamos, día y noche hicimos capacitaciones, capacitamos a otros, y hasta le enseñamos a la misma ministra de Salud elementos de protección, circuitos de trabajo, etc.

Reitero: no descansamos nunca. Llegábamos a nuestros hogares y seguíamos con zoom para capacitarnos porque todo cambiaba cada día, sin dejar de recordarles que aumentamos nuestras horas de dedicación, y teníamos a nuestros hijos en casa. También fuimos docentes.

A más de un año, el cansancio, la tristeza por no poder ver a nuestras familias es terrible. La mayoría no tenemos vivienda propia por lo tanto alquilamos, los alquileres tienen un costo de más del 75% de nuestros ingresos. Se entiende que se suma otra problemática.

Hoy después de haber dado todo, cuidar y salvar la vida de familiares de los mismos dirigentes que tenemos, indigna, duele, que no nos reconozcan, nos traten peor que a los cerdos. Con lágrimas en los ojos digo: no puedo más, no puedo verme ni ver a mis compañeros con semejante angustia y, aun así, seguimos salvando vidas, cambiando historias, pensando en el otro.

Me preguntó: ¿ni un dirigente puede ponerse en nuestros zapatos?

Dra. Norma Zapata

DNI 22.856.275

Legajo 965.656

NEUQUÉN


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