“No nos dejó porque se enfermó, fue sometida a tortura por el Poder Judicial”

Congoja y repudio al despedir los restos de Julieta Vinaya, la mamá del joven Atahualpa que fue asesinado en 2008 y su crimen aún sigue impune.

Las comunidades de Viedma y Patagones dieron su último adiós a Julieta Vinaya, fallecida el domingo último. Una luchadora incansable que se fue sin poder conocer quiénes y cómo mataron a su hijo Atahualpa Martínez en 2008. Sus restos fueron despedidos con dolor y bronca con un sentido acto en las puertas del Poder Judicial.

Luego de la capilla ardiente y antes de ser cremada, sus familiares efectuaron una recordación de cuerpo presente en la vereda de la sede de la justicia rionegrina, frente a la plaza San Martín, donde fue emplazado para la memoria popular un cartel con la imagen del joven asesinado de un tiro en la espalda y abandonado en un descampado.

“Julieta no nos dejó porque se enfermó: fue sometida a tortura por un Poder Judicial durante 10 años, porque los jueces no le pudieron decir quienes asesinaron a Atahualpa”, tronó lo voz de su sobrina Laura Vinaya, micrófono en mano y con lágrimas en los ojos como muchos de los presentes.

Agregó que “la quisieron matar pero es tan grande (su figura) que nos dejó a nosotros de pie” como para continuar en la lucha por el esclarecimiento del caso.

Más información: Atahualpa: el reclamo sigue presente a 10 años de su asesinato

En duros términos cuestionó la actuación de los funcionarios judiciales Carlos Reussi, Daniela Zágari, Ricardo Falca, Liliana Piccinini, y de Diego Sachetti, el primer abogado querellante que tuvo la causa. “La dejaron sola con su dolor -apuntó a los gritos frente a las oficinas judiciales- y los responsables de la muerte tienen nombre y apellido, son jueces, deciden por nosotros, cobran un sueldo por un trabajo que no hacen, y cobran un sueldo que no se merecen o quienes encubrir asesinos”.

La sobrina insistió en que a estas personas “les queda grande la palabra justicia, y ayer (por el domingo, fecha de la muerte de Julieta) perdieron la posibilidad de ser creíbles” y además, esas personas “nunca tendrán el reconocimiento que hoy tiene esta mujer que no está muerta sino que esparció una semilla para el futuro”.

Luego, antes de continuar la marcha hacia el Cementerio Parque de Paz de Patagones donde se efectuó la cremación, su hermano Ricardo Vinaya -músico del Altiplano y su conjunto- le dieron partida al cortejo interpretando “Cinco Siglos resistiendo”, coronado por un cerrado aplauso de parte de los numerosos asistentes.

Julieta, de 50 años, había sido declarada Ciudadana Ilustre de la Provincia de Río Negro tomando en cuenta sus valores de compromiso, valentía y dignidad en la búsqueda de verdad y justicia por el crimen de su hijo, y por su inquebrantable voluntad de militancia por los más desposeídos, ya que su actividad era desempeñarse como agente sanitario en barrios humildes de esta capital.

El impulsor de la iniciativa fue el legislador Raúl Martínez (FpV), quien estuvo presente en el acto frente a los tribunales junto con otros referentes como su colega Mario Sabbatella (FNyP), el secretario adjunto de la Unión Trabajadores de la Educación (Unter), Marcelo Nervi, y militantes de organizaciones de derechos humanos. En 2013, Julieta se sumó a una huelga de hambre acompañando a Gualberto Solano, quien coincidentemente falleció en abril pasado sin haber encontrado el cuerpo de su hijo Daniel, asesinado y desaparecido en Choele Choel en el 2011.

En el caso Atahualpa Martínez, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) resolvió en 2016 hacer lugar al recurso interpuesto por el Fiscal de Cámara y anuló la sentencia de la Sala A de la Cámara en lo Criminal, que en su momento absolvió a los imputados por el crimen del joven viedmense.

La causa se encamina a un nuevo juicio tras la anulación que hizo el TSJ del primer debate, que terminó con la absolución de los acusados.

“Julieta no nos dejó porque se enfermó: fue sometida a tortura por el Poder Judicial por 10 años. No le dijeron quienes mataron a su hijo”.

Laura Vinaya, sobrina de la mamá de Atahualpa.

Datos

La causa se encamina a un nuevo juicio tras la anulación que hizo el TSJ del primer debate, que terminó con la absolución de los acusados.
“Julieta no nos dejó porque se enfermó: fue sometida a tortura por el Poder Judicial por 10 años. No le dijeron quienes mataron a su hijo”.

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