No hay más denuncias por violencia familiar pero se agravan los casos en Bariloche

En cuatro años de existencia, la Comisaría de la Familia duplicó la cantidad de denuncias en Bariloche.

En cuatro años de vida, la Comisaría de la Familia de Bariloche duplicó las estadísticas de casos de violencia familiar registrados. Y en épocas de pandemia, si bien no se registró un incremento de denuncias, se agravaron las situaciones. Así lo confirmó la jefa de la unidad, Marisol García.  

En el 2016, se recibieron 809 denuncias por violencia familiar; en el 2017, fueron 1.269; en 2018, 1.388 y en 2019, 1042. En lo que va del año, ya registran 256 denuncias.

La Comisaría de la Familia abrió sus puertas el 13 de mayo del 2016 luego de tres femicidios en la ciudad: el de Natalia Baez, Ruth Sagaut y Micaela Bravo.

“Tuve la suerte de tener el personal antes de la apertura de la comisaría. Ya estábamos siendo capacitados por empleados de la Comisaría de Viedma que nos orientaron a lo que nos íbamos a enfrentar”, recordó García.

Advirtió que “el contexto de Bariloche difiere enormemente de otras ciudades que también tienen Comisarías de la Familia”. Las cifras de cantidad de casos de violencia son muy superiores.

A partir del aislamiento social obligatorio, aseguró que no han notado un aumento de los casos de violencia pero sí “mayor riesgo en cada caso de moderado a alto”.

“Los casos que recibimos hoy son graves. Ya hay historias de violencia en esas familias. Son casos crónicos que requieren asistencia del médico por lesiones, la intervención del Senaf porque hay menores o terminan en casas refugio porque quedaron sin vínculo”, contó.

Aseguró que “los casos comienzan con un ‘estoy todo el día limpiando y no me ayuda´. O ‘no presta atención al bebé´. Por mala distribución de tareas, no hay diálogo. La persona se deja estar y explota”.

García admitió también que la última semana, llamó la atención la gran cantidad de denuncias que realizaron hombres. “Nos admiten que no se animaban a denunciar o les daba vergüenza”, dijo.

Desde el 2016, el 80% de las denuncias son radicadas por mujeres; el 20%, por hombres. “Este mes, el porcentaje de hombres aumenta. Seguramente tiene que ver con la convivencia en el hogar, que hay menos tolerancia”, planteó.

García consideró que “la situación particular de Bariloche demanda mucha sensibilización y visibilización de la problemática. Por eso, en 2018, con las capacitaciones llegamos a 2.000 personas y en el 2019, a más de 5.000 personas”.


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