Ñirihuau, el rincón paradisíaco que crece en la estepa
El paraje pertenece al Municipio de Dina Huapi, a unos 15 kilómetros de Bariloche. Los nuevos habitantes, de clase media, se fusionan con los antiguos pobladores, vinculados al campo.
Históricamente fue un pueblo rural. Dueño de una belleza paisajística atrapante, a solo 15 kilómetros de Bariloche. En los últimos años, Ñirihuau se convirtió en el refugio de gran cantidad de familias decididas a escapar de los trastornos de las grandes ciudades, en busca de paz y tranquilidad.
Poco a poco, los vastos loteos de esa zona fueron subdividiéndose en fracciones más pequeñas donde hoy se levantan casas modestas y otras no tan sobrias. Rodeadas de unos pocos álamos que no alcanzan para contener el viento de la estepa patagónica.
Las nuevas construcciones sobresalen de las casas de los antiguos pobladores (la mayoría, vinculados al campo). Estiman que hoy unas 300 personas viven en Ñirihuau, el poblado que pertenece al municipio de Dina Huapi.
Pese al crecimiento poblacional, la gente aun saluda a los desconocidos que circulan por los senderos rodeados de cardos y margaritas. Y de tanto en tanto, aparece algún jinete. De fondo, asoma la cordillera.
“Ñirihuau fue el primer barrio rural de la zona. Hace unos años, la estancia El Cóndor loteó parcelas grandes y así empezaron a surgir nuevas viviendas. Muy bien construidas. Pero aun hay familias muy tradicionales que viven en la mismas condiciones”, expresó la intendenta de Dina Huapi, Mónica Balseiro.
Con las recientes radicaciones de profesionales, comerciantes y empleados estatales, cambió el perfil del lugar y el valor de la tierra aumentó pese a que aun no cuenta con servicios.
Datos
- 4.200
- habitantes tiene la Municipalidad de Dina Huapi según el censo realizado en octubre de 2010.
- 300
- personas viven en Ñirihuau en la actualidad que es considerado un barrio del Municipio de Dina Huapi.
El crecimiento poblacional se reflejó en la matrícula de la escuela de Ñirihuau, con más de 100 alumnos.
Los pobladores
Un año atrás, Andrea Montes abandonaba el centro de Dina Huapi para radicarse en Ñirihuau, al pie del cerro Leones. “Vinimos con mi familia porque es mucho más tranquilo pero ahora se está poblando mucho y ya se nota un cambio”, dijo risueña esta docente de música que trabaja en una orquesta en Villa La Angostura.
“Lo malo del lugar –admitió– es el viento que muchas noches, no nos deja dormir”.
En el corazón del poblado un cartel indica “Despensa a 300 metros”. El pequeño comercio llamado “El pobre gaucho” abrió sus puertas tres años atrás cuando el sector se poblaba de a poco.
“No había nada cerca. Por eso, tenemos lo básico: harina, levadura. En verano, vendemos mucha cerveza, fiambre y pan a la gente que acampa en el río”, relató Natalia Hernández.
En la parte posterior de ese predio, una antigua casa de madera alberga a los abuelos de la joven.
Segundo Policarpo Hernández nació en el paraje Las Bayas y vive en Ñirihuau desde hace 61 años.
“Había solo 3 familias viviendo acá. Hoy no se cuántos somos pero no quiero que llegue más gente”, admitió el hombre de 82 años que trabajó como chofer, en el Matadero y para varias estancias de la zona. Lleva casado 57 años con Ida Kelin que acotó con nostalgia: “De la gente nueva no conocemos a nadie. La gente trabaja y llega tarde a su casa. Antes los vecinos nos visitábamos, pasábamos juntos las fiestas. Ya no”.
Loteo social
“Cuando me instalé en este paraje en 1988 había muy pocas familias. Hoy hay muchas parejas jóvenes con niños pequeños”. Años atrás, Mirna Marín, exdocente rural, resultó beneficiada con un lote social en Ñirihuau que fue autorizado en 2013.
“Nos habían advertido que estaban por tomar ese predio porque la gente sabía que era fiscal. Pusimos condiciones y la prioridad era para la gente que tenía 10 años de residencia en la localidad”, destacó el jefe de Gabinete, Armando Capó, quien por entonces era concejal.
Pese a la gran cantidad de inscriptos, las parcelas fueron otorgadas a 34 familias pero actualmente solo 3 viven en el lugar por la falta de servicios.
En el loteo, el gobierno anterior dispuso el cableado subterráneo y la obra no finalizó. La red de agua se concretó pero quedó chica y desde hace años reclaman la red de gas.
Marín recordó que cuando la estancia El Cóndor loteó mucha gente compró a modo de inversión. Hoy, otra parcelización privada, La Herradura, sumará unos 90 vecinos.
“La gente busca tranquilidad. Es un lugar rural con un paisaje distinto”, enfatizó.
El río, un atractivo del verano
El paisaje junto al río Ñirihuau es inmejorable. Al agua que serpentea rumbo al Nahuel Huapi, se suma un puente ferroviario por donde pasa el Tren Patagónico y otro vehicular que comunica con el camino rural que parte de Bariloche.
“El río Ñirihuau es un gran atractivo para el verano. Un lugar elegido para la pesca”, opinó la pobladora Mirna Marín.
El interés que despierta este lugar en temporada estival lleva también a incumplir las normas locales. Si bien está prohibido acampar, algunos turistas y barilochenses quiebran los límites y se establecen a orillas del río.
Más allá de los ruidos y la basura que son el blanco de las críticas de los locales, muchas veces, a los residentes les sirve para llevar a cabo “alguna actividad comercial”.
“Hace tiempo los vecinos denunciaban que usaban madera del puente negro para hacer asado. En verano se llena de barilochenses y gente de la región. Muchas veces, la policía hace controles, especialmente cuando llaman los vecinos para advertir”, indicó el jefe de Gabinete, Armando Capó.
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