Nicaragua: Ortega anula la reforma que desató protestas con 28 muertes

Las violentas manifestaciones en las calles y saqueos comerciales obligaron al presidente a dejar sin efecto una polémica reforma al Seguro Social que aumentaba las cuotas patronales de los trabajadores y que imponía un impuesto a los pensionados.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció ayer su decisión de dar marcha atrás con el paquete de reformas de la seguridad social que aumentaban las cuotas patronales y laborales y reducían en un 5 por ciento las pensiones de los jubilados.

La reforma aprobada por el gobierno el 16 de abril y que Ortega ahora promete derogar tuvo como respuesta protestas ininterrumpidas desde el miércoles pasado, en las que al menos 28 personas murieron y cientos resultaron heridas.

La mayoría de las víctimas fatales fueron estudiantes y también falleció un periodista que transmitía en vivo durante las más de 40 protestas que la Policía y las Fuerzas Armadas disolvieron a balazos en 14 ciudades .

Ortega había manifestado la voluntad de iniciar un diálogo para reformar los aumentos aprobados al sistema de pensiones y ayer anunció la derogación. “El gobierno está totalmente de acuerdo con retomar el diálogo para la paz”, anunció por cadena nacional.

En Managua, donde la noche del jueves los ciudadanos hicieron sonar cacerolas en señal de adhesión a las protestas de los estudiantes que comenzaron el miércoles y recrudecieron durante el fin de semana.

En la capital y las principales ciudades del país cientos de uniformados coparon las calles, mientras tres universidades importantes permanecían ocupadas por manifestantes y rodeadas por policías.

En medio del clima crispado, pobladores abarrotaron supermercados y tiendas en busca de víveres. “Estamos luchando contra esta opresión que el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo nos están imponiendo”, dijo la estudiante Amalia Montenegro.

Lágrimas, dolor

y condena al gobierno

“Por qué Dios mío me lo quitó si yo no he sido mala, por qué a mí”, lloraba anoche pasada de dolor Rosa Cruz, madre de uno de los 10 muertos en cuatro días de protestas violentas en Nicaragua.

Cruz llegó procedente de Estados Unidos tras recibir el aviso de la muerte de su hijo Michael, de 30 años, la noche del sábado, cuando fuerzas antimotines intentaban desalojar a estudiantes de la Universidad Politécnica de Managua.

Michael era velado por familiares y vecinos en Waspan, un barrio popular al este de la capital, mientras a pocos kilómetros proseguían los enfrentamientos.

En otro sector de Managua se celebraba un oficio religioso por la muerte de Álvaro Conrado, un estudiante de 15 años del décimo grado de secundaria quien recibió un disparo de bala en el cuello.


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