Video: Así es por dentro la cárcel vacía de Neuquén

El ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, entregó hoy las llaves de la Prisión Regional del Sur (U9), al gobernador Omar Gutiérrez. Las 14 hectáreas que ocupa el edificio penitenciario se transformarán completamente.

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Desde hace algunos días ya no tiene presos. La mayoría fueron trasladados a la cárcel de Senillosa: en tandas, por seguridad.

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Ayer, ya no había nadie en lo que fue la cárcel de mayor seguridad de la provincia. Solo quedaban vestigios de sus antiguos moradores. Revistas de crucigramas, elementos de higiene, algunas zapatillas y ojotas y un papel pegado en la pared que contaba los días que le faltaba a uno de los internos para obtener la libertad.

La cárcel fue inaugurada hace 113 años. Miles de historias rodean los muros. Las hay conocidas y también las que sólo quedarán en la memoria de quienes la habitaron, de quienes trabajaron y de quienes recorrieron sus pasillos. Son 9 pabellones que albergaban cada uno a 30 internos.

En 2015, la U9 fue señalizada como centro clandestino de detención durante la última dictadura.

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Adentro de sus muros también ocurrió una muerte: la de Argentino Pelozo Iturri, el 8 de abril de 2008. Ingresó a la celda de aislamiento a las 10.30, trasladado desde Buenos Aires, y pocas horas después murió en el hospital Castro Rendón. En la versión penitenciaria había muerto de muerte súbita por un paro cardíaco. El caso irá a juicio este año.

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A partir de la semana que viene, cuando la U9, no esté más en manos del Servicio Penitenciario Federal las puertas se abrirán a la gente. Se realizarán visitas guiadas para conocer parte de la historia de una de las prisiones más emblemáticas de la Patagonia Norte.

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