Se pusieron la camiseta y trabajan para sacar a los chicos de la calle
Un matrimonio neuquino se propuso una tarea social en su barrio: armaron una escuela de fútbol. La idea moviliza a 50 chicos de entre 6 y 17 años a entrenar en la semana y a participar de un torneo cada sábado. Sueñan con un espacio propio.
Todos los días Carlos Macedo llega de su trabajo a las 18:30 y comienza a recorrer el barrio. En el Loteo Social las calles son laberintos de tierra que se pierden entre los desniveles de las bardas y además no tienen nombre, sin embargo el hombre de 35 años al que todos conocen como Kali, no necesita nomenclaturas, él pasa casa por casa y reúne a los 50 chicos que participan de la escuelita de fútbol “Estrella Roja”.
Los chicos tienen apenas una pelota en condiciones, no tienen un lugar cercano donde entrenar y ni hablar de camisetas, pantalones o botines. Pero lo que mueve esta organización no es el amor al deporte, en realidad es la necesidad de restar horas a la calle.
Irma Ojeda, la pareja de Kali, explicó que la escuela “surgió en febrero, porque vimos que había muchos chicos a la madrugada dando vueltas, tirando piedras o haciendo cosas. Kali les propuso empezar a entrenar” y aunque reconoce al principio aceptaron con desconfianza, los primeros nueve integrantes se multiplicaron hasta conformar cuatro categorías. Las edades van desde los seis años hasta los 17 años.
Hoy en día el objetivo del proyecto es más amplio, buscan un espacio propio, porque todos los días tienen que ir hasta una cancha de Toma Norte a pie, que les queda a 20 minutos, y luego de una hora de entrenamiento tienen que retornar a oscuras y con frío hasta sus hogares. En el barrio hay varios terrenos baldíos que para ellos “son ideales, porque necesitamos un espacio donde los chicos también puedan tomar una copa de leche o comer una fruta”.
“A nosotros no nos mueve la política, nos mueven las ganas de ayudar a los chicos, y aunque a veces se vuelve difícil la remamos. Por suerte hay gente solidaria que nos ayuda, nosotros vendemos rosquitas y tortas fritas para juntar plata y pagar los viajes de los chicos a otros barrios, el otro día hicimos un bingo y juntamos plata para comprar tres juegos de camisetas”.
La escuela participa de un torneo junto a otras 12 instituciones similares del oeste de la ciudad, la liga se llama Aifoc (Asociación Infantil de Fútbol del Oeste Comunitario).
Los sábados disputan todos los partidos, pero la jornada no termina en el rectángulo de tierra del potrero, el cierre es en la casa de Irma y de Kali, sobre la calle Moritán al fondo, donde siempre hay una chocolatada caliente, choripanes o algo para compartir. Por ese motivo la pareja asegura que además de sus seis hijos de sangre, ellos tienen otros tantos que son del corazón.
Tarde de fiesta
Hoy la escuelita de fútbol celebrará el día del niño en la casa de Ojeda y Macedo, donde compartirán la tarde con una merienda y también reunirán donaciones para que los chicos que integran el grupo.
Por ese motivo apelan a la solidaridad de la comunidad para acercarse y poder contribuir con elementos que les permitan practicar el deporte.
La propuesta suma voluntades de padres y vecinos solidarios
Si bien la escuelita de fútbol no tiene un sustento económico estable, “Estrella Roja” encontró su padrinazgo en Edgardo Inda. Un comerciante del centro neuquino que a través de colaboraciones y moviendo voluntades de sus conocidos ayuda con la merienda de todos los sábados.
Los padres del barrio también han sumado voluntades, actualmente hay entre cinco y seis de ellos quienes acompañan el día a día de la escuela. Marcelo Monzón, uno de los papás del barrio, explicó que “la voluntad que trasmiten ellos (por Irma y Kali) es muy importante para el barrio. Yo lo que veo es su esfuerzo y es lo que nos entusiasma a nosotros y a los chicos, dan ganas de aportar lo propio. Lamentablemente hoy todo lo mueve la política y es difícil que estas cosas se sostengan”.
“Yo veía a un montón de chicos del barrio que pasaban las noches en la calle y por eso decidimos buscar una alternativa”.
“A nosotros no nos mueve la política, nos mueven las ganas de ayudar a los chicos. Y aunque a veces se vuelve difícil la remamos”,
Kali es el DT. De lunes a viernes llega del trabajo y los lleva a entrenar.
sostuvo Irma, la esposa de Kali, el promotor de la propuesta deportiva.
Datos
- “Yo veía a un montón de chicos del barrio que pasaban las noches en la calle y por eso decidimos buscar una alternativa”.
- “A nosotros no nos mueve la política, nos mueven las ganas de ayudar a los chicos. Y aunque a veces se vuelve difícil la remamos”,
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