Después de doce años “de paz social”, Quiroga no puede resolver un conflicto con Sitramune
En 2005 el Sindicato de Trabajadores Municipales mantuvo tomado el municipio por tres meses en reclamo de una recomposición salarial. Desde entonces el diálogo y los acuerdos primaron. Pero este año, en plena campaña electoral, recrudeció la protesta.
Desde hace doce años reinaba la paz entre el sindicato de municipales y el intendente Horacio Quiroga. Pero este año, en la previa de las elecciones para renovar concejales, el Ejecutivo no encuentra salida para un conflicto con Sitramune que desde hace más de un mes mantiene un acampe en el municipio y amenaza con un paro en todas las dependencias.
La última vez que ambas partes se enfrentaron duramente fue en 2005. El edificio de la municipalidad estuvo ocupado por tres meses. En aquel momento el eje de disputa era la negociación por una recomposición de haberes. Quiroga acusaba al exgobernador emepenista, Jorge Sobisch, de fogonear el paro. Quien conducía el sindicato por entonces era Luis Martínez.
Duras negociaciones permitieron finalmente arribar a un acuerdo de partes y todo volvió a la normalidad. Luego con Santiago Baudino a la cabeza del sindicato, cada año los reclamos salariales se realizaban en el edificio municipal, a puertas cerradas, sin dar a conocer los porcentajes en pugna y lo más llamativo, sin protesta en la calle, ni cortes ni toma de dependencias. Todo parecía indicar que existía “un pacto de paz social”, que este año se quebró.
Esta vez el conflicto no es de índole de salarial y se desarrolla a un mes de las elecciones para renovar la mitad del Concejo Deliberante. El motivo que lo desencadenó fue que el municipio decidió no renovar el contrato de 33 trabajadoras de la secretaría de Desarrollo Humano. El sindicato asegura que las empleadas se negaron a realizar labores que exceden su función, y la comuna insiste en que finalizó el plazo del contrato laboral.
“Seguramente vamos a incrementar medidas que van a terminar en un paro general, seguro”, anticipó ayer el secretario adjunto del gremio, Sebastián Zapata, que participó del “ruidazo” en la puerta del edificio municipal.
Zapata remarcó que “con el intendente estábamos transitando y habíamos encontrado la llave que descomprimía cualquier conflicto y abrazábamos el diálogo permanente, y veníamos bien, pero estas chicas fueron convocadas a hacer política y como se negaron a trabajar en ese famoso carro panchero fueron echadas injustamente”. El secretario adjunto señaló que la mediación que se había planteado en el ámbito de la fiscalía no prosperó.
“El intendente Quiroga tanto como los dirigentes de Sitramune habíamos aprendido de aquel conflicto del 2005 donde el diálogo estuvo cerrado completamente y tuvimos tres meses una toma del palacio y aprendimos que la mejor herramienta era el diálogo. En su momento quien mal lo asesoraba al intendente era Alejandro Vidal (hoy diputado provincial), ahora no sé quien lo está asesorando que se cerró nuevamente al diálogo”, afirmó el dirigente sindical.
Los despidos
Después de doce años “de paz social”, Quiroga no puede resolver un conflicto con Sitramune
Datos
- 33
- son las trabajadoras a las que no se les renovó el contrato. Se desempeñaban en la secretaría de Desarrollo Humano.
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