Neuquén también siente el impacto del cambio climático en los incendios

El coordinador del Sistema Provincial de Manejo del Fuego, John Cuiñas, explicó que en 10 años se han incrementado las tormentas eléctricas y la sequía.

El descontrol de los incendios de Australia hacen pensar a lo que ocurre en «casa» y -salvando las distancias- la situación también es para prestar atención. En Neuquén, el cambio climático hace sentir su impacto en los incendios de gran magnitud por el cambio de las condiciones en toda la provincia.

Según el coordinador del Sistema Provincial de Manejo del Fuego, John Cuiñas, los cambios se han notado en la última década con tres factores: las tormentas eléctricas, el aumento de las temperaturas y la sequía. El experto en incendios sabe bien de lo que habla porque desde 1987 recorre la provincia como parte de su tarea.

Cuiñas aclaró que si bien no se han dado incendios como el de Australia, sí han notado el efecto del cambio climático. Aseguró que las tormentas eléctricas eran raras en la zona, pero desde hace 10 años comenzaron a incrementarse y ahora son habituales desde noviembre a marzo.

Los rayos no solo son problema el día en el que caen, sino que encienden -literalmente- la alarma durante una semana. El experto contó que cuando encienden pastizales, la misma lluvia suele apagarlos. Pero cuando caen en los árboles, como las araucarias, el agua no logra hacer su efecto y se tarda varios días en que aparezca la columna de humo que alerta sobre el incendio en el bosque.

Este es un problema recurrente en la cordillera y no se puede prever, por lo que la metodología es extremar los controles durante varios días después de la tormenta para poder actuar en forma rápida.

El otro gran problema en la provincia son el incremento de las temperaturas más la sequía, lo que impacta sobre todo en el centro y en el sur. Cuiñas aseguró que los valores de temperaturas mínimas se han elevado en los últimos años sumado a una sequía -con precipitaciones que no llegan a la media anual- que generan condiciones favorables para que el fuego se expanda por los pastizales.

El coordinador del Sistema Provincial de Manejo del Fuego recordó que una de las situaciones más difíciles que le tocó enfrentar ocurrió en 2013, con tres incendios en simultáneo en Piedra del Águila, Ruca Choroi y Moquehue. La cantidad de personal no dio abasto para los ataques primarios y, cuando pudieron controlar el fuego, ya se habían perdido 3.000 hectáreas de bosque nativo.

Actualmente 150 brigadistas son parte del Sistema, quienes trabajan en conjunto con Bomberos, Parques Nacionales, Defensa Civil y Corfone. Además del equipamiento de la provincia, también reciben el aporte del Plan Federal de Manejo del Fuego.

Con un despliegue de bases en el norte, centro y cordillera de la provincia, más un sistema aceitado de comunicación, Cuiñas se mostró confiado para hacer frente a los incendios que se desatan, sobre todo en la temporada de verano.

Prioridades a la hora de actuar:

• Atacar el fuego que se acerca a viviendas o poblaciones.

• Impedir que consuma los bosques nativos. Este problema se centra, sobre todo, en la cordillera.

• Los incendios en los bosques implantados, o sea, las forestaciones que se desarrollan en toda la provincia.


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