Negocios «bananeros»: la viveza de sacarle tajada a la brecha del dólar
Operaciones subterráneas que dejan millonario perjuicio a las arcas argentinas: sobrefacturan importaciones, inflan al declarar el producto y la divisa oficial que obtienen la venden al mercado “blue” para lograr fuertes diferencias. El caso de la importación de bananas.
“El negocio es sencillo. Tomamos dólares a 83 pesos en el Banco Central y los colocamos en el mercado a 190 pesos. Riesgo cero con una rentabilidad de más 80% anual en dólares. ¿Qué te parece?”, explicaba Jorge, un joven operador financiero, sentado un coqueto bar de Recoleta a un inversor que estaba con algunas dudas sobre qué hacer con sus ahorros.
El proyecto para poner en marcha todo este nuevo negocio lo presenta a través de la compra de bananas a una empresa de Ecuador. Y la clave para lograr estas ganancias extraordinarias es sobrefacturar los valores de las importaciones.
La brecha entre el tipo de cambio oficial y el resto de las cotizaciones del dólar es lo que permite esta maniobra, ruinosa para cualquier economía. Cuanto más se amplía, mayor es el impacto: crece la expectativa de devaluación, la inflación reprimida y la paralización de inversiones.
Pero es en este contexto que aparecen algunos nichos que mueven cientos de millones de dólares. Todo a costa del Estado y lo paradójico es que el mecanismo se puede hacer por lo incentivos -no deseados- que impone la política oficial.
“Nos vamos a convertir en un país bananero”, ironizaba Jorge -rememorando aquel famoso sketch del Negro Olmedo en Costa Pobre- con una enorme sonrisa en su rostro tras terminar su relato y luego de pedir la cuenta que, por dos cafés exprés chicos, abonó 250 pesos. Muy caro para un asalariado argentino medio, pero 50% más barato de lo que se consigue en una cafetería céntrica de cualquier capital europea. Otro simple ejemplo de las distorsiones de precios que genera la brecha.
Dejando de lado lo tragicómico de esta conversación entre Jorge y su potencial inversor, la realidad es que este esquema -totalmente ilegal- está activo hoy en nuestro país en muchos rubros de nuestra economía. En todo este último tiempo polularon las empresas (muchas de ellas fantasmas) que se dedican a sobrefacturar importaciones para vaciar de dólares las arcas del Banco Central (BCRA).
No hay nada de original en esta nueva etapa del país. Ya se vivió en muchas otras, cuando los programas económicos estaban centrados en tipos de cambio múltiples. Mucho olor a naftalina con nichos de negocios que generan verdaderas fortunas, obviamente con la complicidad de algunos funcionarios de turno.
Ahora le toca a la banana
Uno de los tantos nichos donde se observan este tipo de distorsiones, es en la importación de bananas. Argentina es un gran comprador del producto. Anualmente, el BCRA libera más de 200 millones de dólares para poder sostener abastecido este mercado de frutas.
Varios son los países exportadores, pero nos concentraremos, para simplificar el análisis, en la oferta ecuatoriana que administra poco más del 50% de las importaciones que llegan a nuestras góndolas.
La estadística muestra distorsiones que saltan a la vista. El precio de venta (caja promedio de 20 kilos) en Ecuador se lo ubica en torno a los 6/7 dólares para un producto de calidad. Pero cuando se analizan los valores acordados de salida por el puerto de Guayaquil (FOB) con destino al mercado argentino se observan importantes saltos. Hay empresas que declaran un promedio de 8 dólares, pero, en algunos casos puntuales, estas cotizaciones llegan a rozar los 12 dólares por caja. Es decir, casi el doble del valor de referencia. Obviamente esta misma tendencia se observa en el valor CIF (FOB más flete) cuando llega esa caja de bananas a la Aduana de Mendoza.
Es decir, hay importadores que hoy facturan hasta 5 dólares adicionales de lo que marca el promedio de mercado. ¿Cuál es la causa? la respuesta está en el gran apotegma de Jorge: sacarle dólares baratos al Banco Central para venderlos caros en la plaza informal local.
Como es el mecanismo
No es algo complicado de hacer. Vamos a mencionar los pasos tradicionales para intentar simplificar la explicación.
-Desde una oficina en Buenos Aires el importador compra al exportador ecuatoriano las cajas de banana.
-El precio de venta del exportador es de 6/7 dólares la caja, pero el importador (argentino) le pide que facture 11/12 dólares.
-El Banco Central de la República Argentina le transfiere los 12 dólares al exportador ecuatoriano pagando el importador por ello 996 pesos (aproximadamente 83 pesos por dólar) a la entidad bancaria.
-Con 7 dólares se queda el exportador ecuatoriano que es lo que cobra por la caja de frutas y 5 dólares vuelven a manos del importador en Buenos Aires a través de una triangulación financiera.
-Esos 5 dólares el importador los vende en el mercado paralelo a 190 pesos, los mismos por los que había pagado al Banco Central a 83 pesos.
-Hoy una caja de bananas proveniente de Ecuador se vende en el segmento mayorista del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) en torno a los 1.300 pesos. La utilidad comercial promedio ronda los 250 pesos por caja. Pero a esto hay que sumarle 530 pesos más por la diferencia que hace con la sobrefacturación.
Conclusión: La empresa que hace legalmente sus operaciones de importación logra una utilidad promedio de 200 pesos por caja. Quien sobrefactura, alcanza los 730 pesos. Más que triplica la rentabilidad tradicional. Son millones los que se ponen en juego en este tipo de operaciones y todo a costa de las reservas del Banco Central.
Como este hay hoy en el mercado cientos de negocios que aparecen por las distorsiones generadas por las malas políticas económicas aplicadas por el Gobierno. La transferencia espuria de recursos del sector público al privado por este tipo de operaciones es enorme. Recursos que deberían destinarse a sectores de la sociedad que verdaderamente los necesitan.
Frente a estos hechos, no se entiende la causa por la que el Gobierno cada vez que se lo consulta, intenta minimizar los efectos que genera la brecha cambiaria en la economía.
“Esta maniobra perjudica a los que trabajamos por derecha”
No todos los importadores están al día con este tipo de maniobras. Y son justamente ellos los que se quejan de la falta de controles para frenar la sobrefacturación que termina afectando al funcionamiento de todo el mercado de frutas. “Hoy hay mucha banana que está regalada. Y eso perjudica a las empresas que hacer las cosas por derecha”, confiesa un importante importador, que pidió mantenerse en el anonimato, al ser consultado por el tema.
“La diferencia que se hace son la sobrefacturación multiplica a la que se puede lograr comercialmente. Entonces una vez que la banana llega al país, el negocio para esta gente ya está hecho. El producto se liquida en el mercado a un precio vil para seguir haciendo la rueda de la fortuna. Y nosotros tenemos que competir con este tipo de deslealtades sin ningún tipo de control”, protesta la fuente.
Según datos del sector privado la sobrefacturación de importaciones se da siempre que existe tipos de cambio múltiples. “La brecha actual, es una invitación a cometer el ilícito”, comentó indignado. Estiman que no más del 15% de las razones sociales que existen en el mercado hoy utilizan este mecanismo para hacer grandes diferencias en el sistema financiero.
“Con este tipo de políticas lo único que se estimula es a sobrefacturar. El comercio lícito no tiene forma de competir con semejantes tasas de rentabilidad”, aclaró el ejecutivo sobre el final de la conversación. Nada que agregar.
Silencio en el Estado al ser consultado por el tema
Finalizado el análisis estadístico sobre la comercialización del producto, este diario intentó comunicarse con la titular de la Dirección General de Aduanas (DGA), Silvia Traverso. Se hizo el contacto con el funcionario de prensa correspondiente quien consultó cual era la causa de la entrevista. Luego de comentar los pormenores de la nota periodística, el funcionario de prensa agrego “la directora no acostumbra a dar entrevistas a los medios”. Se le explicó que sería importante tener su palabra frente a estos tamaños desvíos de precios que se observaban en el mercado y los potenciales perjuicios económicos que estas maniobras podrían estar generando en el Estado. Ante eso el funcionario de prensa agregó que podíamos mandar las preguntas por escrito y que se iban a contestar en el transcurso del día.
Pasadas 24 horas se insistió sobre las respuestas, pero solo recibimos disculpas porque la directora no nos iba a atender y no iba a contestar esas preguntas.
Con la brecha cambiaria en estos niveles y un Estado sin capacidad de reacción para poder controlar al sector privado, aparecen cientos de espurios negocios de subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones. Muchos millones en pocas manos.
Y estos se da en medio de la más profunda crisis económica que vive el país; con indicadores de pobreza superiores al 40%.
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