Nahuelito: la criatura mitológica más representativa del país
En un maravilloso trabajo de investigación, el blog SavingSpot publicó una serie de mapas con los seres mitológicos más representativos de cada país. A la Argentina le tocó nuestro querido, cercano y misterioso Nahuelito.
Desde que la leyenda es leyenda siempre da un poco de impresión navegar el Nahuel Huapi. ¿Y si aparece? ¿Y si de verdad existe y justo ahora asoma su largo cuello, su enorme cuerpo, su figura prehistórica? ¿y si da vuelta la lancha y nos congelamos todos en las aguas frías de ese lago sin fondo?
La sensación es parecida a la que generó el director de cine Steven Spielberg allá por 1975 con la película “Tiburón”. No vemos a esa bestia asesina que sí, sabemos que existe, pero con sólo escuchar la música y ver a alguien nadando en el mar, entramos en pánico y nos queda la sensación de que puede estar allí, siempre, en cualquier playa aparentemente calma, al acecho.
El Nahuelito es nuestro monstruo, o para decirlo más correctamente, nuestro “críptido”, algo que suena tan críptico como su foco de interés. La criptozoología ( literalmente: ‘estudio de los animales ocultos’) es una pseudociencia y subcultura que intenta probar la existencia de animales extintos, mitológicos o folclóricos.
En estos días, el blog SavingSpot publicó una serie de mapas con los seres mitológicos más representativos de cada país.
SavingSpot hizo un completísimo mapamundi de seres fantásticos, investigando en diversas fuentes cuáles eran los más representativos de cada lugar. Y para la Argentina eligieron a nuestro vecino más ilustre (criptozoológicamente hablando): el Nahuelito, que comparte el podio mundial con vampiros, elfos, trolls, con el famoso Pie Grande, con el Chupacabras o el Monstruo del lago Ness, y algunos célebres dragones.
El trabajo fue tan detallado que la revista Traveler, de Conde Nast, replicó esos mapas en su edición de este mes.
“Las criaturas mitológicas han fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales: desde temibles gigantes, misteriosas sirenas y astutos trolls hasta furiosos dragones, elfos mágicos y ninfas de los bosques”, dice el texto de introducción a este recorrido fantástico.
“Así, podemos descubrir la criatura legendaria más famosa de cada país del mundo. Y recuerda, que no se haya probado científicamente su existencia no significa que no puedan andar sueltos por ahí…”, avisa, con el necesario suspenso como para que salgamos a recorrer el mapa de los sustos mundiales (y nos olvidemos por un rato del verdadero mapa mundial que traza el Covid-19).
Que las hay, las hay
Ese suspenso es el punto en el que comenzamos el viaje de la fascinación por los seres improbables. Intuímos que es todo invención, pero a la vez nos ocurre como con esas brujas, que las hay, las hay.
Las bibliotecas están llenas de historias . El mismo Drácula no hubiera existido si no hubiera habido antes, tanto antes, una leyenda de vampiros surgida allá por la Edad Media. No hubiera habido elfos dispuestos a unirse a la Comunidad del anillo, en el libro de J.R.R. Tolkien.
No hubiera habido un yeti simpático en “Monster Inc” que les diga “Bienvenidos al Himalaya” a los tampoco probablemente existentes monstruos del título del filme de Pixar, Mike Wazowski y James P. Sullivan. Y no, tampoco tendríamos las mil y una versiones de Godzilla, esa criatura que venga todas los errores nucleares de la humanidad.
Nos gustan los monstruos, los seres mitológicos, las leyendas populares, los críptidos. ..
Críptidos. La invención de este término suele atribuirse al zoólogo Bernard Heuvelmans, quien definió la criptozoología como «el estudio de los animales sobre cuya existencia solo poseemos evidencia circunstancial y testimonial, o bien evidencia material considerada insuficiente por la mayoría”.
Heuvelmans quiso darle cierto rigor científico a esta tarea de atrapar con redes imaginarias seres que habitan en la oscuridad, en los bosques impenetrables, debajo de las aguas, o allí donde hace falta enseñar con métodos de miedo conductas supuestamente morales.
Pero sabiendo que con el rigor científico no llegaría tan lejos, pidió a sus seguidores que también tengan “una actitud abierta e interdisciplinaria” y que presten “especial atención a las tradiciones y creencias populares sobre estas criaturas”.
¿Es o no es?
Entre nosotros, hay quienes aseguran que lo han visto. Es más, en enero de este mismo y extraño 2020, dos hombres que se encontraban pescando a orillas del Nahuel Huapi grabaron el momento en el que supuestamente apareció la legendaria criatura. Fue una revolución en las redes.
Aunque no se vea nada con claridad, ellos contaron que ese jueves calmo, notaron un raro movimiento del agua. Uno de ellos le advirtió al otro que le pareció ver “aletas”, tomó el celular, grabó y compartió.
También una periodista de Villa La Angostura aseguró haberlo visto este año. “Existe”, aseguró ella en febrero de este año.
La leyenda, que ahora se convertirá en un documental (ver aparte) se remonta a una serie de relatos indígenas que hablan de un ser que sale del agua y se come las vacas. El primer avistamiento de este misterioso habitante del Nahuel Huapi data de 1910, cuando George Garret dijo ver a unos 400 metros de distancia “una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 metros de largo y sobresalía unos 2 metros por encima del agua”.
La leyenda es casi tan grande como nuestra imaginación
¿Existe? ¿son unas tablas que flotan juntas formando un ojo que nos mira desde el fin de los tiempos? ¿es un sumergible desconocido? ¿un animal mutado a raíz de experimentos nucleares? Los cazadores de críptidos se frotan las manos: mientras lo sigan “viendo” , la esperanza crece, enorme, como un monstruo dormido en el fondo del lago.
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