Murieron asfixiados padre e hija en Centenario

CENTENARIO (ACE).- Un hombre de 41 años y su hija de ocho fallecieron ayer asfixiados presuntamente por el mal funcionamiento de un calefactor que había en el pasillo de la vivienda. En la casa también estaba una mujer mayor, que salvó su vida.

Los familiares no encontraban consuelo ayer al recibir los cuerpos de las infortunadas víctimas del gas que resultó letal.

Se trata de Gustavo Pazos, de 41 años, y de su hija María Laura Pazos, de 8 años. La niña había ido a visitar a su padre el fin de semana con quien pensaba pasar parte de las vacaciones de invierno.

Pazos vivía con su madre en la casa del pasaje Rivadavia a la altura del 150 en el barrio Sarmiento de Centenario.

El hombre era ex empleado público y hace algunos años que hacía «changas» para colaborar en la casa.

Estaba separado de su mujer y la hija de ambos se quedaba habitualmente a dormir durante las visitas a la casa paterna, se indicó.

La abuela, de unos 70 años, fue quien se dio cuenta de lo sucedido alrededor de las 9 de la mañana de ayer.

Fue a la pieza donde dormían ambos y no pudo despertar ni a su hijo, ni a su nieta, que dormía en la cama contigua a la de su padre. Se asustó y fue avisar a un vecino, quien al darse cuenta de la situación, llamó inmediatamente a los médicos.

Los profesionales dieron cuenta a la policía del fallecimiento por asfixia de ambos, en tanto los bomberos iban a realizar las pericias necesarias al calefactor del pasillo, ya que todo indicó que el mal funcionamiento de ese artefacto habría sido el causante de la falta de oxígeno que mató a padre e hija.

Según se especulaba, las razones por las cuales la mujer mayor no resultó afectada por la toxicidad de las emanaciones se habría debido a que por costumbre duerme con la puerta de su habitación cerrada.

Ayer, cuando ingresaron los vecinos y familiares, encontraron un penetrante olor en la casa.

Falla fatal

El calefactor del pasillo, de unas 2.000 calorías, estaba funcionando al máximo, en tanto algunos familiares comentaron que «quemaba mal hace tiempo», y no se tomaron las precauciones para los arreglos del artefacto.

Trascendió, asimismo, que en el hogar era habitual, durante el invierno, que los calefactores fuesen mantenidos al máximo y sin ventilaciones al exterior.

Cuando ingresaron a la vivienda el calefactor tenía el mechero con flamas altas, de más de 30 centímetros, y de colores rojos y amarillos.

La vivienda está constituida por dos habitaciones, un baño, comedor, garaje, cocina y un pequeño taller donde el dueño de casa realizaba tareas de carpintería y arreglo en general.

Los familiares esperaban la restitución del cuerpo al cierre de esta edición, en tanto se indicaba que el sepelio sería en forma conjunta.

Este tipo de accidentes se reitera en la región cada temporada invernal, aun con las frecuentes recomendaciones de cuidados, a través de los medios de comunicación. Por ello es necesario insistir en la necesidad de una periódica revisión de los artefactos domiciliarios de gas.