Preocupación en Bariloche por el avance de los edificios en altura

Las quejas apuntan contra los proyectos ya ejecutados y otros en curso para construir edificios de hasta siete pisos. Dicen que provocan saturación de los servicios, complican el tránsito y afectan el "asoleamiento" de calles y aceras.

La proliferación de edificios de hasta siete pisos que hace una década afectó una parte del barrio Belgrano y que ahora estaría a las puertas de una segunda oleada generó la reacción de la junta vecinal, de donde surgieron enérgicos reclamos al municipio para pedir la suspensión de esas obras, la exposición pública de los proyectos y el llamado a instancias de participación.

Señalaron los firmantes que de no obtener “respuesta expeditiva” tienen decidido “tomar acciones legales” para evitar los perjuicios que atribuyeron al “crecimiento urbanístico”.

El planteo surgió en el tradicional barrio Belgrano, ubicado a unas ocho cuadras del Centro Cívico, pero también comprende a los lindantes barrios Las Margaritas y Jardín Botánico.

Señalaron que por regulaciones contenidas en el Código Urbano de 1995 el barrio no admite construcciones superiores a los 300 metros cuadrados en parcelas de hasta 500 metros cuadrados, lo que representa edificios máximos de tres plantas. Pero tiempo atrás fueron autorizados y construidos varios edificios de hasta siete pisos, en el sector inferior del barrio comprendido entre las calles Campichuelo hasta 20 de Febrero.

En los últimos años se levantaron ya varios complejos de viviendas colectivas que alteraron la fisonomía del barrio. (Marcelo Martínez)

La presidente de la junta vecinal de Belgrano, Mónica Alarcón Sánchez, dijo que esas obras ya generaron fuerte impacto y les preocupa que ahora aparezcan proyectos nuevos “desde Campichuelo hacia arriba” y en el sector más cercano al cerro Runge, caracterizado por una marcada fragilidad ambiental.

Según indicaron, la nueva regla que el municipio comenzó a aplicar en el barrio permite multiplicar por ocho la densidad pemitida y habilita la construcción de 24 unidades habitacionales y hasta 2.000 metros cuadrados en lotes donde antes vivía solo un grupo familiar.

Señaron que esas decisiones representan “un crecimiento urbano irreversible” y ya comenzaron a saturar “un barrio que era tranquilo”. Se preguntaron si permitir esas densidades no termina por alterar “la capacidad de la ciudad toda en su conjunto para soportar semejante crecimiento”.

Según las juntas vecinales de los barrios involucrados, la irrupción de edificios en altura afecta el asoleamiento de calles y veredas, con mayor presencia de nieve y hielo en invierno. También causa fuerte impacto en los servicios básicos, cuando ya están vedadas las nuevas conexiones de gas natural, hay insuficiencias en el sistema de saneamiento y “comienzan a notarse constantes cortes de abastecimiento de agua”.

En su escrito señalaron que la expansión de la ciudad debería orientarse hacia el este y el sur, según lo recomendado en el plan de Ordenamiento Territorial, y no forzar una densificación mayor de barrios que como el Belgrano, hoy “atravesado por el cambio brusco en su característica edilicia, histórica y típica”.

El municipio prometió respuestas

El secretario de Planeamiento Territorial del municipio, Aldo Painemil, buscó desactivar la alarma, aseguró que no hay nuevas aprobaciones de edificio en altura en esa zona y dijo que los vecinos están convocados a una reunión para la próxima semana en la que evaluarán la cuestión y buscarán evacuar todas las dudas.

Alarcón Sánchez dijo que a pesar de esas manifestaciones ellos ven que “están construyendo” edificios que por sus cimientos anticipan “torres” de importante tamaño y consideró que hay permisos otorgados “entre gallos y medianoche”.

Insistió en que desde el municipio “no han consultado en nada” a la junta vecinal y que tampoco se han ventilado los proyectos y los cambios de parámetros en el Consejo de Planeamiento Estratégico, un organismo consultivo que fue creado por ordenanza hace 15 años para estos casos, pero que está desactivado.

“Saltaron todos los límites -se quejó la dirigente barrial-. Se podrían hacer obras así en terrenos grandes, que en el barrio ya no hay. Pero los lotes chicos no resisten semejantes moles. Además hay afectaciones al tránsito, porque son muchos habitantes nuevos y dejan los autos en la calle, porque no les exigen suficientes estacionamientos”.

Señalo que esperan que “se respete” la característica y la “identidad” del barrio Belgrano y subrayó que es “especialmente peligroso el avance sobre el cerro Runge”, así como la amenaza del mismo tipo que pesa sobre los barrios Botánico y Las Margaritas.

Según Alarcón Sánchez, “esta zona debería ser intangible, con proyectos de integración, incluso proponer un paseo para el turismo, que para ver tantos edificios ya tienen en sus ciudades. En Bariloche buscan sitios abiertos, con espacio verde y contacto con la naturaleza”.


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