Los problemas con el agua le ponen freno al desarrollo de Playas Doradas
La villa turística reclama soluciones de fondo para el abastecimiento, afectado por el deterioro de los acueductos.
“La crudísima realidad es que no hay agua. Y todos suponemos que esto pasa porque los acueductos se rompen permanentemente, por la falta de inversión del Estado. Pero nadie nos explica nada. Y así estamos, manteniéndonos con lo que logramos juntar en la cisterna, los que tenemos una. Y a poco de empezar una nueva temporada de verano”.
Con estas palabras Ramón Fortete, uno de los vecinos de Playas Doradas, explicó la incertidumbre en la que viven desde hace días. Es que “problemas siempre hubo”, prosiguió el comerciante, pero antes del último feriado la situación se complicó aún más. “Llovió y como ocurre con cada temporal algo se rompió. Por eso se cortó el suministro y, cuando eso empezaba a arreglarse, una máquina de la municipalidad que estaba haciendo movimientos de suelo rompió un caño. Y así seguimos, complicados. Rogando que duren las reservas de la cisterna”.
El hombre (que tiene un restaurante) vio nacer esta villa ubicada a 30 kilómetros de Sierra Grande, que enmarca un mar inmenso. Hoy, con alrededor de 300 familias residiendo de modo permanente, el lugar recibe a un turismo creciente, que se multiplica verano a verano.
Por eso tanto Fortete como el resto de los vecinos consultados destacaron la necesidad de que el Estado respalde obras clave. “Lo tengo contado. Desde que estoy acá cada 10 años hubo una obra importante. Primero fue el agua, después la luz, luego el gas que aún no llegó a todos los barrios. Pero hay que mantener todo eso para que funcione. Y a veces reinvertir, cuándo lo construido ya no da para más” apuntó.
Su mirada coincide con la Esther Niza, la propietaria de un pequeño complejo de departamentos. “Mi marido, que lamentablemente falleció hace tres meses, se murió esperando que el gas llegara a nuestro complejito. Es que recién algunos que están en el centro tienen el servicio. Y con todo es igual. Estuvimos esperando por años que asfaltaran la ruta que llega desde Sierra, hasta que finalmente se hizo. Ahora, lo que espero es que mis hijos puedan vivir sin problemas de agua”, se lamentó.
La escuela también fue afectada
“Además-prosiguió la mujer- aunque no hay suministro las tarifas subieron. Yo pasé de pagar $4.500 a $20.000 o $25.000. Y por suerte tengo cisterna, algo que me permite que los cortes no se noten tanto. Pero con la suba no sé. Ni siquiera veo a los que vienen a tomar el registro del consumo. No sé cómo miden el gasto”, se quejó.
Los reclamos también se hicieron oír en la escuela del pueblo, que es la 360. “Tres días estuvimos sin clase por la falta de agua. Este colegio es de jornada completa, y por eso los chicos almuerzan aquí. Pero cuándo hay cortes no podés hacer nada”, compartió con tristeza Zulema, una de las docentes.
Hoy todos esperan respuestas de las autoridades. “Hubo una reunión y se decidió enviar una carta a la provincia para pedir una solución. Algunos hasta propusieron acudir a la Justicia, porque se acerca el verano y los comerciantes y prestadores estamos pensando en nuestro trabajo” dijo Esther, la prestadora.
“Ojalá se resuelva- aportó, por su parte, otro vecino llamado Aldo Carrasco- En mi caso vivo solo con mi hijo, y con el agua que se junta en un reservorio que tenemos nos arreglamos cuándo hay cortes. Pero Playas Doradas tiene que seguir creciendo, y para eso se necesita que estos problemas se solucionen”, cerró, esperanzado.
Dos acueductos que tienen medio siglo
Sierra Grande y la villa turística Playas Doradas se abastecen de agua a través de dos acueductos que se crearon hace 50 años. Están ubicados en los arroyos Los Berros y Ventana.
El primero, de 115 kilómetros, se ubica en un terreno más estable. El otro, de 110, está en una zona más compleja, y es el que en una crecida de 2013 perdió casi 15 kilómetros.
“Tuvimos que reconstruir ese tramo, que se finalizó en 2016, pero otra gran crecida volvió a romperlo”, manifestó Fernando Curetti, el titular del Departamento Provincial de Aguas (DPA).
Las conexiones clandestinas le quitan caudal en el camino
No sólo los acueductos ubicados en los arroyos Ventana y Los Berros tienen inconvenientes. El acueducto de Playas Doradas, según manifestó el titular del DPA, Fernando Curetti, “está intervenido de manera clandestina en varios puntos, y por eso se pierde la mitad del agua que debería llegar”.
Ese caudal, amplió Curetti, “va a campos y a chacras. Por eso haremos una inspección y luego de ella proyectaremos la realización de un acueducto paralelo, que abastezca a esas zonas, entregándoles una cantidad que no afecte el consumo del resto de los pobladores”, informó.
A este problema se suman “cuestiones de seguridad y de un inadecuado mantenimiento de la presión”, aunque el titular del DPA aseguró que ese tema debería manejarlo Aguas Rionegrinas. “Ahora establecimos nuevos roles con ellos, para que la intervención sea eficaz” explicó.
¿Y cuál es la solución de fondo?
Las permanentes fallas en los acueductos hacen pensar en la necesidad de una solución de fondo.
“Obviamente que, como son obras que ya tienen 50 años, pensar en un recambio sería lo adecuado. Pero son 170 kilómetros de cañería, y eso representa una inversión de millones de pesos. Y hay que pensar que, en estos años, ya renovamos 50 con las acciones que fuimos realizando”, señaló Curetti.
“Igual, estamos pensando en eso. Pero ahora, con la llegada de la planta de hidrógeno verde, también evaluamos crear una fuente complementaria de suministro. Porque la firma que busca llevar adelante ese proyecto deberá realizar sí o sí una planta desalinizadora de agua de mar. Y con que el 5% de ese caudal vaya para consumo humano se resolvería el tema”, aseguró Curetti.
“Es cierto que una planta de ese tipo -prosiguió el funcionario- generará desechos. Pero planteando un nuevo destino para la salmuera que quede como excedente del proceso esa cuestión quedaría saldada” consideró.
El último tramo de ruta a Playas Doradas, sin asfaltar
La ruta provincial 5 fue asfaltada hace años, tras múltiples reclamos de los vecinos, que anhelaban su concreción. Pero, sin explicación alguna, el último tramo de ingreso a la villa turística, de tan sólo 1.000 metros, quedó sin asfaltar. Y desde entonces está trunco, sin que ningún funcionario del área informe si se culminará. Los residentes añoran ver listo ese “pedacito”, que quedó como un recuerdo de las dificultades que les provocaba el camino anterior.
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