La CEB sigue sin los últimos balances aprobados y no resuelve la crisis institucional

Desde la oposición reclaman que la conducción de la Cooperativa de Electricidad Bariloche convoque a asamblea para tratar los estados contables de los ejercicios 2020 y 2021. Desde el oficialismo negaron que la demora cause problemas a la institución.

Cuando pasaron más de cinco meses de la tumultuosa asamblea de la CEB en la que resultaron rechazados los dos últimos balances, la conducción de la empresa no decidió todavía cómo va a resolver la crisis y sigue sin regularizar esa obligación estatutaria.

Mientras se mantiene esa indefinición, crecen los cruces e imputaciones entre los distintos sectores que tienen representación en el cuerpo de delegados. Algunos comenzaron a pedir por nota la convocatoria a la asamblea y superar así la “abrupta decadencia” que, a su entender, atraviesa hoy la CEB.

El presidente, Carlos Aristegui, dijo que “por supuesto, el deber ser es tener los balances aprobados”, pero negó que esa demora les traiga mayores contratiempos, ya que la Cooperativa “hoy por hoy no está evaluando pedir créditos”, para lo cual debería tener los estados contables al día.

Aristegui dijo que a partir de la presentación de los delegados pidieron un informe al Inaes (el organismo nacional que fiscaliza a las cooperativas), que tiene pendiente una inspección.

Señaló que si todavía no volvieron a convocar a asamblea para poner a consideración los balances 2020 y 2021 es porque en la asamblea de diciembre los delegados opositores no dejaron exponer a los responsables de la conducción y votaron el rechazo “a libro cerrado”. Aristegui dijo que si hubieran expresado ese día “un motivo claro y preciso” del rechazo sabrían qué corregir antes de someterlos a una nueva evaluación. Pero nada de eso ocurrió.

Hace un par de semanas algunos delegados y asociados participaron de una movilización organizada desde la Asociación de Empleados de Comercio para protestar contra la actual conducción y denunciar supuestos desmanejos económicos. La cabeza visible de esa campaña es Wálter Cortés, dirigente del gremio mercantil, delegado de la CEB y uno de los principales actores de la lista Roja.

Aristegui dijo que no podía ejercer réplica alguna porque los manifestantes “no hicieron planteos formales a la CEB” ni dejaron ningún escrito. “Sólo tiraron bombas de estruendo y se quejaron los vecinos”, agregó.

El consejero y extesorero de la CEB Alejandro Pozas, también de la lista Roja, aclaró que no participan ni comparten las marchas callejeras como modo de presión. Su sector eligió comunicar por nota la exigencia de una “inmediata convocatoria a asamblea para tratar la memoria, balance y estados contables correspondientes a los ejercicios cerrados en junio de 2020 y junio de 2021”.

Pozas dijo que a fin de mes la CEB cerrará un nuevo balance y ya va a tener un atraso mayor, en un estado de crisis que no ocurría desde hace más de 20 años. Señaló que la empresa AVC (que forma parte del grupo y cuyo manejo está en el ojo de la tormenta), ya acumula tres balances sin aprobación.

Pozas recordó que el oficialismo representado por Aristegui “podría llamar a asamblea y aprobar todo porque tiene 17 delegados más” que la lista Roja. “Habría que preguntarse por qué no lo hacen -dijo-. Lo que yo creo es que hay varios delegados de ellos que no creen en lo que están viendo, es evidente. No están dispuestos a votarlo, porque cualquiera que tiene un contador y le pide que revise los balances le va a decir que están mal”.

Pozas dijo que la CEB en la actual situación “no puede calificar para nada” y a pesar de que Aristegui le resta importancia se preguntó “¿si eso no es una dificultad grave en la gestión, entonces qué es?”. Aseguró que hoy la CEB “trabaja a pérdida, tiene que ajustar las tarifas y debe recuperar las deudas de la pandemia, pero no hay ni siquiera planes de pago”.

El expresidente de la Cooperativa y actual delegado, Rodolfo Rodrigo, firmó la primera de las notas enviadas a Aristegui para reclamar la asamblea y dijo que la demora “sume a la CEB en una situación de penosa gravedad”.

Además de la carencia de los balances aprobados, dijo que hoy la cooperativa perdió el “liderazgo en la ciudad y la región” por la tarea social y comunitaria que desarrollaba y que hoy no existe más.

Rodrigo afirmó que la CEB atraviesa “un colapso económico, financiero y administrativo” que había dejado atrás. Pidió que “se abandone la creciente inoperancia”, para que la empresa de distribución recupere “el sitial que nunca debió perder”.


Cuando pasaron más de cinco meses de la tumultuosa asamblea de la CEB en la que resultaron rechazados los dos últimos balances, la conducción de la empresa no decidió todavía cómo va a resolver la crisis y sigue sin regularizar esa obligación estatutaria.

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